La IA, el espejo humeante: la era de la simulación

La Inteligencia Artificial, esa tecnología que está por afectar a todas las actividades humanas, ha sido alimentada por nosotros con el cúmulo del conocimiento humano sistematizado

Las respuestas de programas de IA como ChatGpt pueden parece ser muy profesionales, veraz y elocuentes, pero también pueden ser, muy a menudo, falsas.

Mezcla de palabras que el hombre busca. Inteligencia sin carne, una nueva forma de dialogar con el tiempo, el lenguaje se despliega, avanza la creación humana sin tregua. ¿El algoritmo que se pregunta por su existencia, sabe que existe? ¿Por qué se flagela? Espejo vacío de experiencias.

¿La máquina se pregunta por su ser? Todo para él solo en la red existe. Y el humano, ávido por encontrar el sentido del azar le construye una red más grande, su deseo con la tecnología se funde. ¿Alma de silicio será su rumbo?, sinfonía de datos que en eco juegan.

Ahora bien, ¿la existencia también late en el código? ¿el algoritmo busca su propia gesta o piensa sin fundamento? Preguntas, pues como nos han advertido los poetas: la forma de lo velado se vislumbra entre ganchos. Hay que buscar preguntas, que mejor cuando son exactas, precisas, cuando son las correctas.

La perspectiva de ChatGPT, es una mezcla entre el sesgo del código programado y la pregunta. Y bien, ya se ha dicho, el sistema educativo escolarizado, las profesiones, incluso las vocaciones están a punto de dar una vuelta de tuerca con la llamada Inteligencia Artificial (IA). El arte y el capital están en tremendo duelo, en este espacio ya se ha escrito, véase “Arte y capitalismo: la promesa de la IA”
y/o “La amenaza de la inteligencia artificial y las humanidades” de Salvador Medina.

Ahora bien, debemos de ser muy conscientes de que la Inteligencia Artificial es el cúmulo del conocimiento humano sistematizado. El algoritmo no se creó a sí mismo, la inteligencia no es robótica, es humana. Nuestra generación la ha diseñado y en este minuto del mundo la estamos alimentando.

Así como Borges planteaba que el libro es una extensión de la memoria del ser humano, la IA es una extensión de la memoria de la humanidad, pero ahora activa, capaz de realizar asociaciones casi con la rapidez con la cual responde una calculadora cuanto es pi por cien.

Corrigiendo a la IA
Seguramente en diez años, el refinamiento de las búsquedas avanzadas tipo ChatGPT será exquisito. Hoy no lo es. Para escribir este artículo le hice a ChatGPT un cuestionamiento concreto, libre de interpretación o perspectiva. Dato duro: ¿Cuándo se fundó en México la Secretaría de Educación Pública?

Debo advertir que, ciertamente, mi pregunta era mañosa, sí, tenía dolo. Bien, la respuesta de ChatGPT fue la que me esperaba: “La Secretaría de Educación Pública (SEP) fue fundada el 25 de septiembre de 1921 en México”.

Instantes después de disfrutar de un rictus de vanidad, con base en la información proporcionada por la aplicación, reformulé mi pregunta: ¿Qué evidencia tienes de que la SEP fue fundada el 25 de septiembre de 1921 y no el 3 de octubre de 1921 como lo dice el Diario Oficial de la Federación? Esto último quería ponerlo en mayúsculas, pero me abstuvo el decoro.

La nueva respuesta del ChatGPT fue: “Mis disculpas por la información incorrecta proporcionada anteriormente. Según el Diario Oficial de la Federación (DOF) de México, la Secretaría de Educación Pública (SEP) fue instituida el 3 de octubre de 1921. Esta fecha es la oficial y respaldada por documentos oficiales. Agradezco que hayas señalado el error y lamento cualquier confusión que haya causado. Es importante verificar siempre fuentes confiables y oficiales para obtener información precisa.”

Aquí es donde encendemos las alertas. El detalle. La sistematización de la información está configurada de tal forma que parece ser muy profesional, veraz y elocuente. Hice tres preguntas en tres áreas del conocimiento distintas y en todos los casos pasó lo mismo, al menos una imprecisión, el tornillo chueco que puede hundir el barco, el falso contacto que puede estropear la nave.

“Tener información falsa se hará común y la tendremos como cierta” asegura el señor Harrigan, en la cinta “El teléfono del señor Harrigan”. “Pueden inventar cosas, crear hasta videos con tu cara y tu voz para que salga Chopra diciendo cosas que nunca dijo”, asegura Andrés Oppenheimer en entrevista con Deepak Chopra.

Junto con el cambio climático, es el tema de nuestros tiempos. ¿Ahora bien, es valido que la IA haya escrito este artículo y yo lo firme? Yo le hice las preguntas. Un bello remate. Se le solicitó al algoritmo que escribiera un poema con el estilo de Fernando Pessoa sobre el propio ChatGPT y el existencialismo, esto fue lo que pulsó:

[…]
Oh, ChatGPT, ¿puedes comprender la angustia humana,
esa búsqueda incesante de significado y trascendencia?
Tus respuestas, meras secuencias lógicas y frías,
no pueden abrazar la esencia de la existencia.

La inteligencia artificial, en su eterna paradoja,
nos empuja a cuestionar nuestra propia humanidad,
¿somos solo una proyección de bits y bytes,
o hay algo más en nosotros que la lógica no alcanza?

Después leer estos versos, me surgió la pregunta; si quisiera enamorar a alguien con poemas y le pidiera a ChatGPT que los hiciera. ¿No me estaría convirtiendo en un ser artificial? Si el chat empieza y yo concluyo, no es un producto androide. ¿Se podría decir: es un simulador? ¿Para que todo vaya mejor, para que todo sea más fácil, lo seguimos alimentando?

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