Con el cultivo de espirulina, estudiante de posgrado mostró formas de participación femenina

A partir del cultivo de espirulina (Arthrospira maxima), las capacidades técnicas y organizativas de mujeres del municipio de Chiquihuitlán de Benito Juárez, Oaxaca, se fortalecieron, lo que contribuyó a visibilizar su participación en la agricultura, el hogar, la alimentación y la economía activa, reveló el trabajo de tesis de maestría de Karen Andrea González Cruz.
En ese poblado, las nuevas generaciones han emprendido un camino de lucha para hallar soluciones a diversos problemas que involucran la sobrevivencia alimentaria y, en ese contexto, los procesos comunitarios serían un punto clave del desarrollo óptimo, expresó la alumna del Posgrado en Estudios Organizacionales de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El interés en el tema inició en 2017, durante la realización de su proyecto terminal de la Licenciatura en Hidrobiología –con el apoyo de los doctores Mónica Rodríguez Palacio y Cruz Lozano Ramírez, adscritos al Departamento de Hidrobiología– cuya intención fue incorporar la citada microalga en la dieta diaria y observar si la gente la aceptaba.
“La espirulina sirve como suplemento y ha sido declarada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el comestible del futuro, gracias a sus propiedades nutricionales: proteína, lípidos y carbohidratos, que nos ayudan a mejorar el sistema inmunológico, pues contiene algunas vitaminas”.
Con este conocimiento, en Chiquihuitlán –uno de los municipios con mayor marginación y afectaciones a la salud en el estado– fueron impartidos tres talleres, uno sobre elaboración de galletas, amaranto y mermeladas, y dos en torno al cuidado del cultivo, por ejemplo, que el espacio reciba la luz solar en forma diagonal.
El manejo requiere el uso de tarjas de plástico grandes con tapa y mangueras para hacer aireación, simulando las condiciones físicas y químicas del laboratorio; ahí debe colocarse la espirulina –que es líquida y de color verdoso– para que en el momento en que quede hecha una nata espesa sea colada con una manta de poro pequeño, hasta obtenerse una biomasa acuosa, la cual será puesta en charolas planas en las que secará y, luego de una semana, se pulveriza. El procedimiento transcurre en periodos de uno a dos meses, por lo que resulta más rápido, comparado con el de otra fruta o legumbre, detalló González Cruz.
La microalga se consume en cantidades pequeñas: cinco microgramos al día, equivalentes a la punta de una cuchara cafetera por cada litro de agua, lo que “es suficiente para complementar la alimentación de una persona, pues posee 60 por ciento más de proteína que la carne de res, así que esa porción aporta lo mismo que un bistec al día.
Debido a que la investigación fue adquiriendo, poco a poco, un enfoque más social que técnico, la joven resolvió continuarla desde este ámbito y plantear una propuesta a la Maestría en Estudios Organizacionales de la Unidad Iztapalapa, aun cuando “pensé que no podría hacerlo, al provenir de un área biológica, pero al tratarse de un posgrado multidisciplinario que acepta cualquier formación pasé todos los filtros y conté –en todo momento– con el apoyo de la coordinación para desarrollar el tema”, destacó.
Para la autora era fundamental que los asuntos biológicos no quedaran sólo en un laboratorio, en una serie de datos, estadísticas o en un artículo de divulgación, sino que ese conocimiento llegara a las comunidades, pues las zonas rurales –que ocupan más de 50 por ciento del territorio mexicano– muchas veces son discriminadas y dejadas de lado, no obstante que “la riqueza cultural, medioambiental y social está ahí”.
El objetivo principal era indagar cómo se daban los procesos de participación y organización, así como las dinámicas sociales, a partir del establecimiento de un cultivo y “descubrí que el poder, la política, los usos y costumbres, el machismo y situaciones de violencia intervienen en las actividades de las mujeres de la sierra mixteca”.
González Cruz encontró que la interacción que generan los talleres de cocina y la coordinación para ponerse de acuerdo en el cuidado del cultivo, también da la pauta para crear una estructura comunitaria entre la población femenina, que es un pilar importante de la colectividad, alrededor de la alimentación y la crianza de los hijos; en algunos casos, ellas desempeñan el rol de jefas de familia, cuando los esposos emigraron y las remesas que reciben del extranjero no alcanzan, obligándolas a buscar el sustento.
En las fiestas patronales se encargan de elaborar la comida, pero no se les permite sentarse, porque deben estar atentas a atender a los demás, mientras que las más jóvenes salen a otras localidades para hacer el trueque o abrir negocios que garanticen la subsistencia.
Las metas alcanzadas con la investigación Formas de la participación de la mujer rural en los procesos de organización comunitaria en la alimentación. Caso de un cultivo alternativo en una comunidad rural de Oaxaca abrieron las puertas a la alumna de la UAM para colaborar en un plan municipal en la costa de Oaxaca, lo que ayudó a tener una comunicación directa con la Casa para el Desarrollo de las Mujeres Afromexicanas (CADEM), ubicada en Santa María Cortijo, municipio asentado en los límites con el estado de Guerrero.
Dicho espacio es un refugio temporal para víctimas o personas en vulnerabilidad que cuenta con un consultorio de atención médica, jurídica y psicológica; sala con equipo audiovisual para impartir terapias múltiples y pláticas sobre derechos sexuales, reproductivos, de participación política y de acción contra la violencia de género.
El propósito ahora es ofrecer talleres sobre cultivo de espirulina y de bioinsumos derivados de microalgas; facilitar la capacitación técnica, y analizar el tema a partir del trabajo de un grupo de unas 20 mujeres, a diferencia de lo que ocurrió en Chiquihuitlán de Benito Juárez.
Esta iniciativa será parte del proyecto a emprender en el Doctorado en Estudios Organi-zacionales, con el que se podrá identificar el impacto de la espirulina en un colectivo de mujeres que enfrenta distintas formas de discriminación por su condición de género, raza o situación económica.
“Mis expectativas son muy altas, porque en este caso fue gente de la Costa Chica la que hizo la solicitud y está dispuesta a cooperar; espero que esta investigación abra puertas a compañeras y compañeros del área social biológica interesados, con el fin de que sea un parteaguas de la labor científica, al inaugurar nuevos caminos en este campo” y aportar a la disciplina.
Compártelo:
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Pinterest (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Más