Vasconcelos, el prócer

Nacido el 27 de febrero de 1882, esta figura del pensamiento mexicano llegó a ser uno de los hombres más relevantes del país a principios del siglo XX

El aporte de Vasconcelos a la alfabetización nacional fue enorme.

Al concluir febrero encontramos diferentes motivos para hablar de la cultura, desde el esperado Día de la Bandera, como el recordatorio histórico del Plan de Iguala; aquel donde el güero Iturbide, cual acendrado ajedrecista, concilio a realistas e insurgentes, para abrir la puerta de la independencia. Pero también como es nuestro caso, recordaremos el 141 aniversario natalicio del fundador de la Secretaría de Educación Pública, José Vasconcelos.

Vasconcelos nació en Oaxaca el 27 de febrero de 1882, en el seno de una familia modesta, su inquietud vivaz, su trabajo constante, su gusto por el pensamiento, la cultura y la lectura, lo llevaron a ser uno de los hombres más relevantes en el México de principios del siglo XX. Fue candidato a la presidencia en 1929, su adversario fue el oficialista Pascual Ortiz Rubio.

Ocho años antes, en 1921, logró fundar el ministerio más dinámico y necesario para la cohesión y el desarrollo nacional: la Secretaría de Educación Pública. Un año antes, siendo Rector de la Universidad Nacional, legó a nuestra hoy máxima casa de estudios su lema y escudo. Así es, “Por mi raza hablará el espíritu” es un planteamiento vasconcelista.

Años antes, entre 1909 y 1910, en apoyo a Francisco I. Madero y, en franca oposición al régimen de Porfirio Díaz, el eslogan electoral: “sufragio efectivo, no reelección”, también fue de la manufactura del filósofo, político y escritor oaxaqueño.

Hoy en día, su obra Ulises criollo, es considerada como una de las mejores autobiografías escritas en lengua castellana. Ahí nos da cuenta de los avatares, tormentas y demás vicisitudes que tuvo que solventar el oaxaqueño para llevar a buen puerto sus grandes empresas; empresas, subrayémoslo bien, de beneficio colectivo, comunitario.

En esta hora de la nación, aún podemos considerar a la educación pública, como la joya de la administración pública federal, patrimonio de todas y todos los mexicanos. Pero ¿cuáles eran las máximas del pensamiento de Vasconcelos? Veamos.

En el ámbito pedagógico, Vasconcelos decía: “las escuelas monárquicas se proponían formar buenos súbditos; las escuelas teológicas, buenos sacerdotes; los despotismos se empeñan en crear soldados, y solamente los pueblos civilizados procuran formar buenos ciudadanos”. ¡Incorruptibles!, sería la aspiración de hoy en día.

Y la terea, el aporte del hombre a su país y a su tiempo es claro. “Todo el mundo sabe lo que México era antes de la Revolución: un país cuya extensión es una cuarta parte de los Estados Unidos de América, con quince millones de habitantes, doce de ellos analfabetos”. Después de 100 años, México, está prácticamente libre de analfabetismo al considerar que es menos del 5 por ciento de su población la que mantiene esta condición adversa.

Pero sin duda, uno de los máximos logros de su tiempo, fue el transitar de la revolución armada a la revolución civilizatoria, pasar de los cuarteles a las aulas, como el mismo Vasconcelos le reconocía al presidente Álvaro Obregón: “Obregón, el más distinguido general de la Revolución, ha proclamado la necesidad de licenciar soldados y reclutar maestros, de cerrar cuarteles y abrir escuelas”.

“Millares de soldados han regresado ya a la vida civil y millares de maestros trabajan como soldados del progreso en las ciudades y en los distritos rurales, y aun en las más remotas comarcas indígenas”, fue el orgullo de la empresa vasconcelista. Tal como recordamos en la entrega anterior, al recordar el centenario de las misiones culturales que nacieron junto con la SEP.

En síntesis, reformar por primera vez la Constitución de 1917 para edificar la SEP (física y administrativamente), construir escuelas al por mayor, incrementar el salario a los maestros, editar e imprimir libros, ponerlos al alcance de las poblaciones urbanas y rurales, editar e imprimir revistas para avivar el debate cultural y educativo, hacer proselitismo pedagógico por la nación; fueron sin duda las actividades y logros que le podemos reconocer al Vasconcelos post ateneísta.

Ese Vasconcelos joven, pujante, lleno de ideas para el porvenir, sin duda fue un prócer de la nación que inscribió en letras de oro un episodio de la historia de nuestra patria. Hoy, lo recordamos con estas breves, inacabadas y tropezadas líneas.

Sobre la firma

Deja un comentario

campus
newsletter

Recibe en tu correo electrónico la edición semanal de Campus todos los jueves. 

Bienvenido

Contenido exclusivo para suscriptores

CAMPUS

Ingresa a tu cuenta

Regístrate a Campus

Contenido exclusivo suscriptores

Modalidad en línea

  • Examen de Habilidades y Conocimientos Básicos

ESTAMOS PARA SERVIRTE

Mándanos un mensaje para atender cualquier apoyo que necesites sobre el sitio Campus, el suplemento semanal, nuestros productos y servicios.

A %d blogueros les gusta esto: