Las instituciones de educación superior deben implementar políticas de admisión inclusivas: Germán Fajardo Dolci

El director de la Facultad de Medicina de la UNAM considera que las universidades deben impulsar la presencia grupos subrepresentados

El gobierno debe reconocer que este nivel educativo es determinante para el desarrollo científico, señala Fajardo Dolci.

Las instituciones de educación superior deben reconocer el papel fundamental que juegan en la promoción de la igualdad de oportunidades y en el acceso a una enseñanza de calidad.

Se trata de una ruta que deben marcar las universidades públicas del país para enfrentar la inequidad que enfrenta el sector educativo.

Así lo sostiene Germán Enrique Fajardo Dolci, director de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En entrevista con Campus, asegura que las instituciones de educación superior pueden desempeñar un papel crucial en la reducción de estos indicadores adversos.

Para ello, plantea, deben implementar políticas de admisión inclusivas, como “programas de acceso para estudiantes de grupos subrepresentados, becas y ayudas económicas para estudiantes de bajos ingresos, y programas de preparación y tutoría para estudiantes de escuelas con recursos limitados, entre otros”.

Con esta estrategia, afirma Fajardo Dolci, quien es Médico Cirujano, especialista en Otorrinolaringología y Maestro en Alta Dirección, “es inevitable pensar en Freire y la pedagogía crítica que, desde su perspectiva, imaginaba la alfabetización no sólo como ‘dominio de habilidades específicas, sino también como un modo de intervención, una manera de aprender y leer la palabra como base para intervenir en el mundo’”.

En ese sentido, comenta, las instituciones de educación superior deben implementar una serie de acciones para lograr este objetivo.

Estrategias a fondo
En el ámbito financiero, Fajardo Dolci, quien ha fungido como investigador en Ciencias Médicas por la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud, expresa que “las instituciones pueden establecer programas de apoyo financiero que ayuden a los estudiantes con dificultades económicas a acceder a la educación superior.

“Esto puede incluir la disponibilidad de becas, préstamos asequibles y programas de trabajo-estudio que permitan a los estudiantes cubrir los costos de matrícula, libros y otros gastos relacionados”, considera.

Además, explica el funcionario universitario, se deben contemplar programas de nivelación académica, ya que “muchos estudiantes pueden enfrentar desafíos académicos debido a la falta de preparación previa”.

En ese sentido, agrega, “las instituciones de educación superior pueden implementar programas de nivelación académica que brinden a los estudiantes las habilidades y conocimientos necesarios para tener éxito en sus estudios superiores. Estos programas pueden abordar áreas como lectura, escritura, matemáticas y habilidades de estudio”.

Al mismo tiempo, apunta Fajardo Dolci, quien fue titular de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed), deben establecer apoyo académico y tutorías que brinden orientación individualizada, asesoramiento académico y apoyo emocional, así como programas de inclusión y diversidad.

“Las instituciones de educación superior deben fomentar la diversidad y la inclusión en su entorno educativo. Esto implica la implementación de políticas y programas que promuevan la igualdad de oportunidades para todos los estudiantes, independientemente de su origen étnico, género, orientación sexual, discapacidad u otras características.

“Además, se pueden establecer programas de sensibilización y capacitación para promover la diversidad y el respeto dentro de la comunidad estudiantil”, puntualiza.

El director de la Facultad de Medicina sostiene también que se debe conformar un compromiso con la comunidad, ya que “las instituciones pueden establecer relaciones y alianzas con comunidades y escuelas locales, especialmente aquellas que enfrentan desafíos socioeconómicos”.

Asimismo, pueden “realizar investigaciones y análisis de políticas para identificar las causas y consecuencias de la inequidad educativa. A través de la generación de conocimiento y la divulgación de resultados, pueden influir en la formulación de políticas públicas que aborden la desigualdad educativa a nivel nacional y local”.

Sin embargo, dice, lo más importantes que es las instituciones de educación superior no sólo deben nutrir estas políticas educativas, sino que tienen que velar por su adecuado funcionamiento”.

Entorno adverso
Para Germán Enrique Fajardo Dolci, quien fue titular de la Unidad de Educación, Investigación y Políticas de Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), son muchos los factores que influyen en la desigualdad educativa, aunque quizá el más evidente es la desigual distribución de los recursos económicos.

“Los aspectos económicos trastocan un complejo entramado de desventajas sociales como la pobreza, la pertenencia a una minoría étnica, las familias inmigrantes o sin vivienda adecuada, entre otras, lo que conlleva altos índices de deserción escolar.

“La existencia de zonas y poblaciones empobrecidas que carecen de infraestructura, de equipamiento tecnológico, de personal docente capacitado, de supervisión y de financiamiento adecuado, influyen de manera determinante en el logro de la igualdad educativa”, dice.

El funcionario universitario enfatiza que, a raíz de la pandemia, las tecnologías de la información y comunicación han sido un factor clave para el proceso de enseñanza.

“Se ha visto que las enormes dificultades de acceso a este tipo de tecnología en algunas zonas económicamente desfavorecidas del país tienen, condicionan una desigualdad educativa, haciendo mayor la brecha digital, la cual es un factor muy relevante.

“Aquellos que no tienen acceso a computadoras, internet u otros dispositivos tecnológicos pueden estar en desventaja para oportunidades educativas, acceso a recursos en línea y modernas herramientas de aprendizaje”, comenta.

Al mismo tiempo, señala Fajardo Dolci, “el mismo sistema educativo presenta dificultades específicas como deficiencias en la formación inicial o continua del profesorado, principalmente en las zonas más económicamente desfavorecidas y la falta de contextualización de algunos programas académicos que dejan de responder a los intereses y necesidades de los estudiantes y de la población en general, sin que sean estos programas inclusivos”.

Ello, sin olvidar la discriminación basada en el género, la raza, el origen étnico u otras características, lo cual puede conducir a la segregación y la desigualdad en la educación.

“Por desgracia, las mujeres continúan siendo un sector de la población socialmente más vulnerable, lo que afecta su trayectoria educativa, presentan mayores dificultades en completar su educación y en adquirir las destrezas y habilidades necesarias para incorporarse en igualdad de condiciones al mundo laboral”, lamenta.

Reflexión y análisis
De acuerdo con Germán Enrique Fajardo Dolci, quien desde 2016 funge como director de la Facultad de Medicina, el desarrollo de un país depende de la innovación tecnológica y la capacidad técnica para enfrentar diferentes problemas de la vida diaria.

“Los desarrollos científicos aplicados a las necesidades económicas, de salud, sociales, entre otros, permiten mejorar las condiciones de un país. Por ejemplo, Corea del sur que invierte 4.8 por ciento del PIB en investigación, en 30 años ha logrado ser una de las primeras potencias mundiales, mejorando el estado económico y social de todos sus habitantes”, apunta.

Sin embargo, en México “se invierte el 0.4 por ciento del PIB en investigación, siendo el penúltimo lugar en ciencia y tecnología de los países de la OCDE”.

No obstante, a pesar de esta limitación presupuestal, las ciencias y la investigación deben desarrollarse desde edades tempranas, para lo cual “sería importante que dentro de los programas educativos a nivel medio y superior se incluyeran cursos de introducción a las ciencias y la investigación, pero desafortunadamente en nuestro país no todos los programas educativos lo incluyen”.

El desarrollo científico aplicado a la vida diaria ha permitido a otros países mejorar sus condiciones económicas, educativas y por lo tanto ha tenido impacto en este tipo de problemas de desigualdad, pobreza y rezagos sociales. El punto clave sería la educación para lograr este desarrollo científico, entre mayor masa crítica mayor desarrollo tecnológico y científico.

A final de cuentas, la educación superior es importante para el desarrollo científico, como lo hacen los países de primer mundo que tienen varios programas de educación superior.

“Las primeras potencias han logrado grandes desarrollos científicos y por lo tanto económicos. Un ejemplo es la pandemia de covid 19, los países con un nivel de educación alto con un desarrollo tecnológico importante fueron los primeros en lograr las vacunas, los antivirales y por lo tanto la producción de los mismos para lograr altas coberturas en sus poblaciones en etapas tempranas”, recuerda.

Por último, Fajardo Dolci, enfatiza que “es crucial que se sigan debatiendo estos temas puesto que, sólo hablando de las verdades incómodas, y como se dice ‘poniendo el dedo en la llaga’ es como se visualizan las brechas y las asimetrías, se adoptan responsabilidades y se proponen acciones de cambio colaborativo”.

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