El racismo en México se vincula con el poder: Federico Navarrete Linares en la Unison

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En la República mexicana existe una pigmentocracia que deriva en racismo feroz a las personas mestizas y también hacia otros grupos

Desde la frontera norte hasta el sur existen formas de racismo y las personas morenas e indígenas siempre llevan la peor parte en la discriminación, pues en México, el racismo se vincula con el poder y diferencias en el aspecto físico consideró Federico Navarrete Linares, catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Durante su participación en la XII Festival de Primavera 2022, con la conferencia ¿Qué es el racismo?, el tutor del Posgrado en Estudios Mesoamericanos hizo una serie de aclaraciones conceptuales sobre las personas blancas e indígenas o en individuos con mayor capacidad que otros al interactuar con el término discriminatorio.

Dijo que el racismo es una ideología de poder e implica una jerarquía, las personas de raza superior se consideran mejores al resto de las personas, pero el problema proviene desde el periodo colonial europea como conquistadores o raza, porque fue lo que permitió que dominaran los pueblos.

“Después las naciones que se crearon en los siglos pasados fueron totalmente racistas porque establecieron diferencias entre personas blancas europeas y personas de origen africano o negras, que eran vistas como amenaza a la nación. El racismo no sólo existe en nuestra sociedad, se vincula con otras formas de poder y de discriminación”, explicó.

Reveló que en México la distinción de personas se relaciona con el clasismo y también con el sexismo, el cual somete a las mujeres con ideas discriminatorias; señaló que en el país existen tres tipos de racismo, el primero es contra los indígenas, por su forma de comunicarse, cultura y aspecto físico, el otro es hacia la población afroamericana, descendientes de los esclavos de África que llegaron en el periodo colonial y la tercera es el racismo a las personas provenientes de Asia en el norte del país.

En la República mexicana existe un racismo feroz a las personas mestizas, pues hay una sub-división de intransigencia por el color de piel y aspecto físico llamado pigmentocracia y coloca en zona de privilegio a las personas de color más claras y en desventaja con piel más morena y para eliminar el racismo, se debe de excluir el concepto de raza, comentó.

Según el Inegi en el 2017 se realizó una encuesta sobre el color de piel y dio como resultado que el 35% de las personas con piel oscura no terminó la primaria, mientras que solamente el 15% de las personas blancas no concluyó sus estudios de nivel básico.

Con relación al acceso a la educación superior, sólo el 5% de las personas morenas llegan a centros de estudios, es decir uno de cada diez jóvenes; en cambio para la población blanca el 29% de los jóvenes llegan a estudios universitarios.

En relación con el trabajo en específico de fuerza física, manual o poco calificado, el 64% son personas de color piel oscura y solo el 36% es de piel blanca, lo que también incluye una mala paga por el esfuerzo laboral que hacen en los diversos sectores productivos.

“Hay una diferencia muy marcada, solamente el 9% de gente con piel oscura ocupan posiciones de ejecutivo y jefes, mientras que el 31% de profesionistas de piel blanca ocupan puestos claves en empresas e instituciones, lo que revela y habla de una desigualdad en la sociedad”, subrayó.

Navarrete Linares enfatizó que en la sociedad actual el racismo y el clasismo se combinan de maneras complejas y se mira en varios ejemplos como el término naco, que se utiliza para personas de bajo recurso y piel morena, pero su significado fue catalogado para una persona con rasgos indígena pobre; sin embrago la palabra se racionalizó ante la carencia de cultura cívica.

En el norte, detalló que las personas se consideran más blancas que mestizas provocando una reacción de desprecio para la población del sur por su aspecto indígena, pero se tienen datos que en la parte norte hay un sector amplio de individuos morenos mayormente emigrantes.

Citó que los jornaleros agrícolas tienen el peor salario, aun cuando emigran con todos los integrantes de la familia; su paga es miserable y hay explotación infantil porque los menores acompañan a sus padres a las labores diarias y muchos de ellos no tienen acceso a la educación, son expuestos a pesticidas y obligados a dormir en condiciones no dignas para un trabajador.

Es hora que en el norte dejen el pensamiento de que son más blancos que el resto de la población y dejen los perjuicios para el resto del país, pues la diversidad étnica en el país es más diversificada, aseveró.

Elías Quijada

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Redacción Campus

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