Sin archivo no hay memoria ni historia: investigadoras hablan en el Iteso sobre la importancia de recuperar archivos de mujeres activistas

Además de ser importantes en el arte, dan cuenta cómo se involucraron en los movimientos feministas a lo largo de la historia, explicaron María Laura Rosa y Julia Antivilo

A partir de estos archivos se puede reconstruir parte de los movimientos de mujeres, pues generalmente no se encuentran en las bibliotecas nacionales, señalaron.

Sin archivo no hay memoria ni historia. Pero son esos documentos y piezas que se van recolectando con el paso del tiempo, poco a poco y de mano de algún investigador o investigadora, con los que se pueden hilvanar momentos importantes de cualquier hecho. Para narrar el feminismo esto es fundamental.

María Laura Rosa, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, y Julia Antivilo Peña, historiadora y “artivista performancera” feminista, estuvieron en el Iteso
para platicar con estudiantes sobre la relevancia de la recuperación de los archivos de mujeres activistas que, además de ser importantes en el arte, dan cuenta de las formas particulares y colectivas en las que se involucraron en los movimientos a lo largo de la historia.

Ambas curaron la exposición 40 años de Polvo de Gallina Negra. Arte feminista en México, que compila archivos de performances, piezas de arte y de actividades de los 10 años más recientes de este colectivo. La muestra permanecerá en exhibición hasta el 30 de julio en las salas del Museo Cabañas de Guadalajara.

Los archivos, dijo Rosa, son esenciales para los feminismos porque son yacimientos de información y de contextos útiles para entender: “Sin archivo no hay memoria, no hay historia. De ahí la importancia de ir a buscar el archivo. Estas memorias que no están en las narrativas tradicionales del arte, para nosotras como investigadoras y nuestras colegas que hemos estado ahí hablando en este campo llamado arte feminista en América Latina, muchos archivos son muy importantes, y también lo hemos trabajado desde la estrategia de la exposición”.

“Los archivos son fundamentales no solo para poder trabajar con sus obras, sino para reconstruir parte de los movimientos de mujeres, que generalmente no se encuentran en las bibliotecas nacionales. Son archivos que están en manos de las artistas o de sus herederas y herederos, con lo cual, ir a trabajar al archivo (…) a mí me implica entrar en confianza con la familia, cosa que es un proceso que lleva varios años, uno va a la casa de sus sobrinos y de los familiares”, lo que no es un proceso sencillo, explicó María Laura.

Catalina Ruiz Díaz, profesora de la Licenciatura en Arte y Creación de esta universidad y moderadora de la charla, resaltó la necesidad de poner especial cuidado en la labor de recolección de archivos: “Muchas veces esta cercanía solamente se consigue saltándose ciertas formalidades que nos posicionan en lugares distantes y esto nos permite que se construyan estos lazos que cuidan. Como interpreto, lo que están diciendo es que son prácticas de cuidado. No es solamente tu fuente de investigación, no es tu fuente primaria, sino que es una persona que cuidas. No un objeto sino una sujeta”.

La académica también enfatizó en el hecho de que a veces se olvida la importancia del archivo: “Incluso cuando estás no como investigador, no produciendo documentos académicos, sino también cuando estás produciendo obra (…) La pregunta que me surge es cómo hacemos para que nuestras prácticas desde la investigación, desde la educación, desde donde sea que estemos, sean nuestras prácticas activistas”.

De acuerdo con Antivilo, archivar documentos y objetos es todo un proceso en el que se basa la confianza de los herederos de las artistas feministas además, señaló, hay una paradoja: “Son sus hijos e hijas los que terminan obteniendo estos archivos y existe una paradoja, porque que esta información que fue pública, porque recopilan marchas, acciones en marcha, exposiciones donde no las habían invitado, muchas acciones que fueron en lo público, ahora están en actividad por sus casas”.

La “artivista performancera”, como se hace llamar, insistió en que en estos tiempos el trabajo de las archiveras implica nuevas formas: “Hoy no solamente es ir a la casa a buscar cajas con cosas ordenadas según la persona que te las da y el contexto que haya tenido, sino que también en el arte feminista, ya en los dos mil, lo podemos encontrar en las redes sociales, en blogs y en web de las artistas”.

Polvo de Gallina Negra es una colectiva de artistas feministas que trabaja desde los 80 en México. Para celebrar sus 40 años de trabajo, el Instituto Cabañas trajo una retrospectiva a Guadalajara.

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