Regla de tres 892

Sucesión en la Unison, la disyuntiva del regreso a clases y más

La campanada. Contra todo pronóstico, la Junta Universitaria de la Universidad de Sonora (UNISON), eligió a María Rita Plancarte Martínez, como rectora para el periodo 2021-2025.  En cumplimiento a lo dispuesto en la legislación universitaria, la institución sonorense tendrá a su primera rectora, luego que la mayoría de quienes integran el máximo órgano colegiado se decantara por la hoy rectora electa. La también académica e investigadora del Departamento de Letras y Lingüística no la tiene fácil. De entrada, deberá establecer coincidencias y tejer fino para navegar al lado de uno de los sindicatos más reacios de los últimos años. Serán cuatro años complicados en medio de la austeridad impuesta, más que sugerida, desde las oficinas hacendarias a nivel federal. Aunado a esto, estará ya, desde ahora, con la equidad de género y con una vuelta a la normalidad tras una pandemia que ha mermado considerablemente a las instituciones de educación superior.

 

Las credenciales. María Rita Plancarte Martínez es egresada de la Licenciatura en Literaturas Hispánicas de la UNISON de Sonora, cursó la Maestría en Letras Mexicanas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y el Doctorado en Literatura en la Universidad Estatal de Arizona. Es docente e investigadora de tiempo completo en el Departamento de Letras y Lingüística, con 35 años de trayectoria académica y administrativa. Es integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel I. Un perfil a todas luces académico. Con esas cartas asumirá un cargo administrativo de muy alto nivel y responsabilidad. La UNISON demanda siempre medidas certeras y decisiones concretas, así que la rectora debe llegar con esa idea a una universidad que tiene una tradición sólida en la zona norte del país. Así que gran tarea le espera a quien fuera también Vicerrectora de la Unidad Regional Centro de la UNISON.

 

Toma fuerza. De nuevo, a unos días de haberse cumplido un año de pandemia de COVID-19, la corriente que impulsa un regreso a clases después del receso de semana santa, que en el caso de la educación básica es de quince días, toma fuerza. Aunque no será una medida que se tome de manera general en todo el país, sí gana mayores adeptos en aquellos estados donde los contagios van a la baja, aunque ello no signifique que la tendencia continúe así a corto plazo. Pensar en un retorno sin las medidas sanitarias adecuadas y suficientes, podría ser contraproducente. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) no se ha pronunciado en torno a la implementación de esquemas de ventilación adecuada en los salones de clases y otros espacios escolares. La desinfección de sitios de uso común no será suficiente, si no se complementa de manera adecuada. Como lo han señalado los infectólogos y especialistas en el tema, una decisión de tal importancia reviste de un análisis muy pulcro y detallado de lo que viene. Al menos por ahora no parece ser una alternativa que mitigue los riesgos de contagio. La educación básica debe esperar, quizás, algunos meses más.

 

Voces que no se escuchan. En ese tenor, el escuchar a quienes saben, y quienes pueden ofrecer alternativas a los grandes problemas que enfrenta el país, como es el caso de la emergencia sanitaria, vale escuchar con detenimiento el mensaje del rector de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), Dante Salgado González, quien hablo largo y preciso a propósito de los 45 años de vida de esta institución. Advirtió que la pandemia podrá ser superada desde la visión de la ciencia, y esta debe ser reforzada desde las instituciones de educación superior. Porque ahí se encuentran las respuestas y las soluciones a los problemas que aquejan a la sociedad. El apoyo a la investigación debe ser irrestricto, con carta abierta para llevar a cabo las ideas que las universidades del país tienen en espera debido a una visión gubernamental que no comulga con la inversión de recursos al sector.

 

Con mucho tacto. En el lado sur del país, en la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), el rector de la institución, Carlos Natarén Nandayapa, se ha plantado de frente al problema de los colectivos feministas y ha abierto la puerta a resolver una serie de demandas que amenazan con frenar de manera innecesaria a la institución. Con una postura proclive al diálogo, ha asumido el compromiso y se sentó a negociar con la Red de Colectivas Feministas Universitarias. El esfuerzo que han trazado tanto autoridades universitarias como los grupos inconformes no debe descarrilarse con posturas radicales ni con visiones que ven en estos contextos oportunidades inmejorables para desestabilizar los logros y proyectos que a diario construyen las instituciones de educación superior del país.

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