La evaluación: una herramienta imprescindible

Fundado en 1994, el Ceneval continúa con la misión de apoyar a las IES impulsando la acreditación educativa

El acceso a la educación, la equidad, pertinencia y calidad son temas que se incorporan indefectiblemente en los procesos de evaluación. El Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) fue creado con el propósito de desarrollar instrumentos de evaluación para apoyar a instituciones educativas, colegios de profesionistas, organismos y gobiernos estatales y, desde luego, a diversas dependencias del gobierno federal, a tomar decisiones sustentadas en los datos, la información y el conocimiento acerca del fenómeno educativo, generados mediante la aplicación de instrumentos objetivos.

A 28 años de la fundación del Ceneval es pertinente hacer un recuento de lo sucedido en este tiempo, y ponderar los retos, las vicisitudes y los logros que han convertido a esta institución en la institución de evaluación de tercera parte más importante de América Latina.

El Ceneval, fundado el 28 de abril de 1994, responde a dos objetivos principales: a) fungir como organización de apoyo técnico especializada en realizar evaluaciones externas solicitadas por las autoridades, los organismos, las instituciones educativas, los colegios de profesionistas para fines de certificación y recertificación profesional, y en general, para evaluar conocimientos, competencias y habilidades; b) promover la reflexión sobre programas y actividades que refuercen la cultura de la evaluación.

Los primeros instrumentos que se diseñaron fueron los de ingreso (EXANI), que ofrecen a los estudiantes y las instituciones educativas un mecanismo válido, transparente y justo para ingresar a estudios de tipo medio superior y superior. Algunos instrumentos de egreso (EGEL) vieron la luz también en el ahora remoto 1994; éstos se diseñaron con un doble propósito, conocer si los recién egresados reunían los requisitos mínimos para desempeñarse con éxito en su profesión y saber en qué medida las diferentes instituciones educativas cumplían con la promesa de brindar una formación de calidad a sus estudiantes.

La evaluación estandarizada en nuestro país tiene un largo historial; baste mencionar que desde 1925 la Secretaría de Educación Pública disponía de un departamento encargado de formar escalas para la evaluación del adelanto de los alumnos de entre 6 y 15 años, o que en 1963 la Universidad Nacional Autónoma de México estableció un triple criterio de ingreso al bachillerato y la licenciatura: el promedio de calificaciones del ciclo anterior, y los resultados de una prueba vocacional y un examen psicométrico.

En los primeros años de la década de los noventa, buena parte de las instituciones de educación media superior y superior realizaba procesos de admisión que incluían exámenes estandarizados, los cuales con toda certeza cumplían con su función, pero que no eran comparables. Sin un examen estandarizado de cobertura nacional hubiera sido imposible conocer los contrastes en la formación de los estudiantes de distintas regiones del país y establecer, en consecuencia, programas de mejora para atender las diferencias. En 1994 se conoció por vez primera —mediante la aplicación del EXANI-I a 300 mil jóvenes en 28 entidades— que en Español, por ejemplo, los egresados de secundaria de Quintana Roo tenían un promedio de aciertos de 56 por ciento, mientras que los de Michoacán alcanzaban el 31 por ciento. Este simple dato era de gran utilidad para los sistemas educativos de esas entidades pues permitía enfocar y dirigir los programas de formación de maestros y de estudiantes. Desde ese primer año de operación del Ceneval, se hacía patente la utilidad de instrumentos de evaluación validados en todo el territorio nacional que apoyaran la toma de decisiones y sirvieran como herramientas para diseñar políticas públicas acordes a las necesidades de los estudiantes.

En el año 2001, el Ceneval fue la primera instancia en hacer realidad la certificación de los conocimientos adquiridos fuera del recinto escolar, de forma autodidacta o por experiencia laboral. De esa manera, el Centro daba respuesta a una sentida demanda de un sector de la población que, a pesar de tener los conocimientos, no contaba con los mecanismos para validarlos y obtener así un certificado de bachillerato o un título profesional. Hasta hoy, casi un millón de personas han optado por este procedimiento para demostrar que poseen las habilidades y conocimientos equivalentes al bachillerato y poco más de 145 mil se han sometido al procedimiento de evaluación para obtener un título universitario en alguna de las 31 carreras de licenciatura y dos carreras de técnico superior universitario que el Ceneval actualmente certifica.

Durante la primera década de este siglo, el Centro desarrolló sus primeros sistemas para la aplicación en línea; diseñó y aplicó exámenes para el Servicio Profesional de Carrera de la Secretaría de la Función Pública, participó en el diseño de la prueba ENLACE para la educación media superior; diseñó una serie de instrumentos para el ingreso en el Servicio Profesional Electoral y colaboró en la elaboración de los exámenes para la asignación de plazas docentes, entre muchos otros proyectos.

Dos programas de estímulo dirigidos a instituciones educativas y estudiantes vieron la luz en 2012: el Padrón EGEL de Programas de Alto Rendimiento y el Premio Ceneval al Desempeño de Excelencia-EGEL; sendos ejercicios de reconocimiento siguen vigentes y han ganado prestigio entre empleadores y centros de formación de posgrado dentro y fuera del país.

En 2019, una profunda revisión del accionar del Centro derivó en cambios que el espíritu de los tiempos demandaba: establecer una nueva misión, y ajustar las estructuras organizacionales y las dinámicas de trabajo para responder de mejor manera a los nuevos requerimientos del sistema educativo nacional. En consonancia con esos propósitos se estableció el Consejo de Planeación con el objetivo de diseñar una nueva generación de exámenes y desarrollar mejores tecnologías para la realización de evaluaciones y el reporte y análisis de los resultados, entre otras muchas acciones.

La pandemia nos obligó a mirar de diferente manera las dinámicas laborales, la colaboración con los miles de profesionales que participan cotidianamente en los cuerpos colegiados de los diferentes exámenes y a establecer las modos y formas de la evaluación del futuro.

En 2021, el Ceneval participó en la constitución del Consejo Nacional para la Coordinación de la Educación Superior, organismo derivado del mandato de la nueva Ley General de Eduación Superior cuyo propósito es promover la interrelación entre los tipos educativos superior y medio superior, y definir estrategias comunes para garantizar una formación integral y la preparación académica de los estudiantes que les permita la continuidad en su trayecto escolar y un egreso oportuno en educación superior.

Para estrechar la comunicación, a la fecha se han transmitido 26 seminarios web que fueron seguidos en directo o en demanda por más de 33 mil personas en todo el territorio nacional; se cuenta con redes sociales activas, un nuevo y más funcional sitio en internet y otras herramientas que nos permiten brindar un mejor servicio. Entre muchos de los sustentantes se ha vuelto usual decir que presentan “el Ceneval”, refiriéndose de manera genérica a nuestros exámenes, sin importar su tipo o modalidad; sustantivar esa acción obedece a una cierta lógica: más de 43 millones de personas —que equivale a un tercio de la población de México— han vivido la experiencia de responder alguno de los instrumentos de evaluación elaborados por esta institución.

Hoy, el Centro cuenta con una nueva generación de instrumentos que brindan información precisa y confiable acerca de los conocimientos adquiridos, al tiempo que refuerza la información contextual, incluidos los aspectos socioemocionales, lo cual ayuda a las instituciones a personalizar y adaptar su servicio educativo a las características de sus estudiantes; se dispone de mecanismos para la evaluación remota con sistemas que echan mano de la inteligencia artificial para garantizar la validez y confiabilidad de nuestras evaluaciones, y se han desarrollado esquemas para compartir el saber con nuestros pares de otras latitudes.

El cúmulo de datos que se recogen como resultado de la aplicación de millones de exámenes constituye un insumo que ninguna otra institución del país posee y que está al servicio de los propios centros educativos, de los investigadores y de las personas interesadas en conocer más acerca del segmento más promisorio de la población mexicana: las nuevas generaciones. En el Ceneval sabemos que las buenas decisiones abren nuevos caminos.

Sobre la firma
Antonio Ávila Díaz
Director General del CENEVAL

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