Escuela Nacional Preparatoria, fruto maduro de la Reforma

Impulsada por Gabino Barreda, la institución vio pasar entre sus estudiantes y académicos a mexicanos que construyeron la modernidad a comienzos del siglo XX

El 3 de febrero de 1868, se inauguró el primer ciclo escolar con una matrícula de novecientos alumnos.

Así como la Secretaría de Educación Pública (SEP), puede considerarse como el fruto maduro de la Revolución, años antes, se configuró una institución esencial para el desarrollo de México, la Escuela Nacional Preparatoria (ENP), pensada e impulsada por Gabino Barreda; la cual, inició sus cursos el 3 de febrero de 1868.

Previo a la Reforma , antes de la Constitución de 1857, recordemos que la educación era prerrogativa exclusiva del clero mexicano, fue con la Reforma juarista como el sistema educativo empezó a configurar una faz científica, positivista y laica, todo ello, gracias a las ilustres mentes del siglo XIX.

En la Nacional Preparatoria se configuró el “Ateneo de la Juventud”, pequeña y selecta organización de los estudiantes destacados de su época, quienes a la postre llegarían a esplender a plenitud para alumbrar el camino de un México mejor, de ellos, destacamos a Antonio Caso, Alfonso Reyes, Pedro Enríquez Ureña y, por supuesto, al fundador de la SEP: José Vasconcelos.

De acuerdo con la propia ENP, el 3 de febrero de 1868, se inauguró el primer ciclo escolar con una matrícula de novecientos alumnos, doscientos de los cuales eran internos en las instalaciones del Antiguo Colegio de San Ildefonso, misma que se ocupó como escuela hasta 1982.

Por sus aulas, pasaron los alumnos que construyeron el México de la modernidad a comienzos del siglo XX, pero sus profesores, fueron los hombres que construyeron y lucharon por el país (recordemos la intervención francesa) a finales del siglo XIX, nos referimos por supuesto a próceres de la talla de: Ignacio Manuel Altamirano, Ezequiel A. Chávez, Gabino Barreda, Ignacio Ramírez, Justo Sierra, entre tantos otros.

Por ejemplo, ya con la dictadura de Porfirio Díaz, Ignacio Ramírez (maestro de la ENP), es nombrado el 28 de noviembre de 1876, Secretario de Justicia e Instrucción Pública. Para quien aún no considere que un proyecto educativo, es un proyecto político, aquí una muestra. De acuerdo con información de la ENP, “al acercarse la reelección de Díaz en 1892, Justo Sierra y Vidal Castañeda y Nájera intervinieron ante los diversos grupos de la Escuela Nacional Preparatoria denominados “Comités de Estudiantes Antirreeleccionistas”, para conservar la calma en la Escuela”.

La Revolución salió del campo, pero también salió de las aulas en la ciudad, varios ateneístas fueron adictos a Madero, caso especial (complejo en realidad) es el del escritor Alfonso Reyes, pues como todos saben, era hijo del General Bernardo Reyes, Secretario de Defensa en el gabinete de don Porfirio, no obstante, su conciencia social e histórica, le hacia entender la necesidad de este movimiento social de 1910.

Igualmente revolucionario, fue el caso de Matilde Montoya, de quien trazamos unas tropezadas líneas en la entrega anterior. Matilde Montoya, la primera doctora mexicana, se inscribió en la ENP en febrero de 1882, es la primera mujer que lo hace; su caso es sumamente peculiar, porque para esa fecha, Matilde ya realizaba estudios superiores de medicina, aunque no tenía acreditada la preparatoria.

Su caso obligó a regularizar esta secuencia educativa, en el sentido de que a partir de entonces, se obligó a presentar documentación que acredite los estudios preparatorios, para así poder inscribirse y cursar estudios superiores, en el caso de Matilde, en la Escuela Superior de Medicina, de la que es hoy nuestra máxima casa de estudios, la UNAM; a la cual por cierto está adscrita la ENP, logro del rector (1920) José Vasconcelos, pues Venustiano Carranza (en la Constitución de 1917) la había subordinado a los municipios y establecido un pago obligatorio para poder inscribirse, situación que, Vasconcelos corrigió.

Pero bueno, antes, en sus ciernes, una década después de que empezaran las cátedras en la ENP, murió su fundador, el 10 de marzo de 1881. De acuerdo con la ENP, sin ningún reconocimiento de las autoridades gubernamentales del país, el Dr. Gabino Barreda es homenajeado en la biblioteca de la escuela, académicos, alumnos e intelectuales le rinden un impresionante homenaje póstumo al fundador, defensor, director y profesor de esta insigne institución de Educación Media Superior.

Justo Sierra, al rendir los honores a este gran educador, en su discurro afirma: “Tu espíritu aquí queda, mientras la Escuela Nacional Preparatoria viva, —y vivirá— lo juramos en esta hora solemne. No llegará a apagarse la lámpara que hoy encendemos en tu tumba”.

Barreda, estaba convencido de que la educación —y así configuró la ENP— tenía que encontrar “el deseo de hallar la verdad, es decir, de encontrar lo que realmente hay” con ello “no puede menos de ser, a la vez que un manantial inagotable de satisfacciones”.

“El orden intelectual que esta educación tiende a establecer es la llave del orden social y moral que tanto habemos menester”, era el pensamiento de este patriota y prócer, al cual hoy rememoramos en el 155 aniversario de la fundación de la ENP, la cual, a partir de los años cincuenta, se crearon nuevos planteles, distribuidos en el área metropolitana, que son los nueve planteles que conocemos hoy día, por ejemplo su servidor, tuvo el honor de graduarse de la gloriosa Prepa 8, Miguel E. Schulz, allá por tierras pacianas, muy cerca de Mixcoac.

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