Cultura y toltecáyotl II

El abstracto “toltecáyotl” representaba en mesoamérica el concepto del hombre refinado.

El abstracto “toltecáyotl” representaba en mesoamérica el concepto del hombre refinado.

A mi hermano Alan que hoy es viento

El tolteca es un hombre de conocimiento, culto, pero no sólo culto, también sabio, pero no sólo sabio, poeta, pero no solo poeta, místico, tiene una relación profunda con el cielo, es un observador constante “de los caminos que siguen los astros”, escribe León Portilla y agrega: “la toltecáyotl, el legado de Quetzalcóatl y los toltecas, abarcaba la tinta negra y roja —la sabiduría—, escritura y calendario”.

“En verdad con él se inició, en verdad de él proviene, de Quetzalcóatl, toda la Toltecáyotl”, cita León Portilla el Códice Matritense en su gran Toltecáyotl. Aspectos de la cultura náhuatl.

Para hablar del vocablo toltecáyotl tenemos que hablar primero de “tula”, palabra que asociamos con Tula, Hidalgo, pero “tula” o “tollan” en náhuatl, significa metrópoli, ciudad. En la vida mesoamericana hubo distintas tulas: Tula Cholula, Tula Teotihuacán o Tula Tenochtitlán.

León Portilla precisa “Partiendo de la voz ‘Tollan’ se derivó la de ‘toltécatl’, el habitante de una Tula, el poblador de una ciudad o metrópoli. A su vez, el vocablo ‘toltécatl’ hizo suyo el sentido de hombre refinado, sabio y artista. De él se formó a la postre el abstracto ‘toltecáyotl’: el conjunto de todo aquello que pertenece y es característico de quienes viven en una ‘Tollan’, en una ciudad”.

En la literatura mexicana y universal de finales del siglo XX se popularizó el término “linaje tolteca” a través del personaje de don Juan Matus del autor Carlos Castaneda, el aprendiz que se convirtió en nahual, pero en esta ocasión no es la intención hablar de prodigios y portentos de ese tipo, sino de algo más próximo y también más grave.

De acuerdo con León Portilla el legado del “primer educador de este lado del mundo” como le decía Vasconcelos a Quetzalcóatl, incluye la “bondad y rectitud en el trato de los seres humanos, el arte del buen comer, la antigua palabra, el culto de los dioses, dialogar con ellos y con uno mismo…”

Hablemos del arte del buen comer. Un tolteca sólo toma lo necesario. En la saga de Las enseñanzas de don Juan, en algún momento el indio yaqui junto con su aprendiz Castaneda viajan a pie y pernoctan a campo abierto, comen perdices. En la trampa que ponen para cazarlas caen más de las esperadas, Castaneda quiere hacer barbacoa con todas las perdices capturadas, pero don Juan le da una lección Tolteca sobre “ser inaccesible”:

“Ser inaccesible significa tocar lo menos posible el mundo que te rodea. No comes cinco perdices, comes una. No dañas las plantas sólo para hacer una fosa para barbacoa. No te expones al poder del viento a menos que sea obligatorio…” En otras culturas, hoy bastante en boga, se le dice “desapego”, lo importamos porque desconocemos lo propio.

No sólo eso, ante la evidente emergencia climática, la falta de agua, las recientes inundaciones en Corea o las olas de calor en Inglaterra, hacen deseable el rescate del patrimonio cultural, filosófico y ontológico de la Mesoamérica antigua: nuestra Toltecayotl. Entonces México se expandirá -como querían los antiguos- por los cuatro rumbos del mundo.

Seamos claros en la profundidad de lo que es preciso, la toltequidad por supuesto que considera un espíritu guerrero, “sólo como guerrero se puede sobrevivir en el camino del conocimiento -dice don Juan-. Porque el arte del guerrero es equilibrar el terror de ser hombre con el prodigio de ser hombre”.

Hablamos sobre “ser inaccesible”, sobre “el espíritu guerrero”, pero damos otro ejemplo de la herencia de Quetzalcóatl: “ser impecable”:

“La impecabilidad, como ya te lo he dicho antes, no es moralidad… -dice don Juan- la impecabilidad es, simplemente, el mejor uso de nuestro nivel de energía. Naturalmente requiere frugalidad, previsión, simplicidad, inocencia y, por sobre todas las cosas, requiere la ausencia de la imagen de sí. Todo esto parece el manual de una vida monástica, pero no es así”.

En el concepto “ausencia de la imagen de sí” o “pérdida de la importancia personal”, encontramos profundos paralelismos con religiones de otras culturas (de ese mismo momento histórico), como la idea de “retorno”, pero esa ya es otra historia.

Escritura y calendario: 13 de agosto
El 13 de agosto de 1991 nació mi hermano, en unos días cumpliría 31, hace 10 años nació a la eternidad como Tenochtitlán, pues sabemos que el 13 de agosto de 1521, Tlatelolco —su ciudad gemela—, se convirtió en el último reducto de la resistencia mesoamericana frente al ejército ibérico bajo el liderazgo de Cuauhtémoc, quien rondaba los 20 años (como mi hermano al momento de partir), entonces empezó un nuevo periodo de la historia universal. Sean siempre estos trazos breves e inacabados, un homenaje a esa ciudad, a esa cultura, a ese pueblo y a ese hermano, único en la vida.

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