UAEMéx: conflicto, política y legislación/ I
La Universidad Autónoma del Estado de México vive un momento difícil. Después de un paro total de actividades, que se extendió por más de tres meses, como se expresó en este espacio la semana pasada, se encuentra en camino de recobrar la normalidad. La rectora, Martha Patricia Zarza, está realizando un esfuerzo tenaz, de diálogo y acuerdos con los estudiantes, para que eso sea posible. Esta comunidad de más de 100 mil integrantes (entre estudiantes, personal académico y administrativo, y autoridades) ha reiniciado parcialmente actividades y la solución final parece ser, todavía, un enigma: a) una quincena de unidades académicas de peso mayor se mantienen en paro; b) la rectora y su equipo de trabajo se multiplican para atender las asambleas estudiantiles en cada una de estas unidades, así como la celebración de “mesas de diálogo” (tres hasta ahora) con el Enjambre Estudiantil Unificado, organización cabeza del movimiento; c) se navega institucionalmente en la confusión relativa a si la designación como rectora proviene sólo de la auscultación cuantitativa (una etapa del proceso), o si la decisión debe ser confirmada por los 110 integrantes del pleno del Consejo Universitario, según lo previsto con el Artículo 21 de la Ley Orgánica. En fin… no obstante los avances obtenidos por la autoridad, con un esfuerzo y voluntad enormes, esto no ha fructificado en la plena normalidad. A todo esto me refiero en las siguientes líneas.
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Demandas Estudiantiles. A lo largo de los tres meses del conflicto se han acumulado un conjunto de demandas que le han ido marcando el paso a las autoridades anteriores y actuales. Entre ellas: • Falta de democracia en la universidad; reformas que permitan una mayor representación estudiantil; necesidad de una mayor transparencia; una auditoría a la administración saliente.
• Con el carácter de “ejes prioritarios”, el movimiento ha considerado en su pliego petitorio los siguientes: a) la “no criminalización” de las acciones estudiantiles hasta ahora efectuadas; b) avanzar en una gratuidad progresiva de colegiaturas y servicios; c) instalación de comedores comunitarios; d) reformas democráticas; e) elaboración de programas que estimulen la igualdad de género; f) La amenaza relativa a que “el paro se mantendrá hasta que sus peticiones sean atendidas”, por lo que se refiere a las unidades que siguen en esa situación.
Actividad de la Rectora. El accionar de la doctora Zarza ha sido intenso desde el 17 de julio, fecha en que se le reconoció la calidad de rectora a partir de la mayor votación recibida en la auscultación cuantitativa organizada por la Comisión Especial del Consejo Universitario. Muestra de ello son las tres sesiones de trabajo con integrantes del Enjambre verificadas hasta ahora, así como su presencia en las asambleas estudiantiles en cada unidad académica. Un ejemplo de esto último fue la semana pasada en que concurrió diariamente a tres asambleas estudiantiles. En cada una de estas se presentan y atienden una diversidad de peticiones de todo tipo, entre otras: publicación de un nuevo modelo electoral universitario, mejoras de infraestructura física y de equipo (entre estas, “adquisición de 150 butacas, incluyendo 65 para personas zurdas”), abastecimiento de insumos médicos, placas de señalización en sistema Braille, mejorar las visitas técnicas a las empresas, contar con una ambulancia cerca de las instalaciones… y muchas, muchas más con el mismo grado de especificidad.
La Organización Estudiantil. El Enjambre Estudiantil Unificado, organización que como ya se dijo lleva las riendas del movimiento, se concibe como un grupo autónomo encargado de la transformación académica de la institución. En la primera sesión de trabajo con la rectora, y después de seis horas de negociación, se obtuvieron los siguientes acuerdos: a) la rectoría presentará un plan de trabajo sobre las “no represalias a los estudiantes”; b) se darán respuestas en torno a las peticiones de destitución de personal académico y directivo; c) deberá presentarse un plan sobre el acoso de género; d) deberá establecerse un plan de recalendarización de actividades; e) se insiste en que “el paro académico se mantendrá hasta que sus peticiones sean atendidas”, en aquellas unidades que no han restablecido sus actividades académicas.
A lo anteriormente mencionado debe añadirse lo resultante en la segunda sesión de trabajo del sábado 3 del presente entre la rectoría y los representantes del Enjambre. De lo 11 acuerdos adoptados, seis de ellos son destacables: a) insistencia en “no represalias”; b) el eventual fincamiento de responsabilidades al personal académico y administrativo; c) el plan sobre políticas de género; d) la exigencia de que las reuniones del Consejo de Directores de las unidades académicas sean públicas; e) la duración de las sesiones de diálogo deberán tener un mínimo de tres horas; f) la rectora deberá dar a conocer su agenda de trabajo.
Reacciones y Contexto. El conflicto en la universidad ha suscitado diversos análisis. Uno de ellos, complejo y sugerente, es el elaborado por Mario García Huicochea (ADNOTICIAS), con el título “El sistema se eligió a sí mismo”). En él se plantean y argumentan algunas hipótesis, de las cuales varias resultan destacables: a) la poca participación de la comunidad en la auscultación cuantitativa. De los 110 mil integrantes, sólo votaron 30 mil. De esto sorprende la bajísima proporción del estudiantado, sólo el 18%, así como los 5 mil votos nulos, los cuales el autor los considera positivos o de protesta (“no todos los silencios son sumisión… más de cinco mil personas fueron a votar… para no elegir a nadie”); b) la elección fue una disputa generacional que pareció mostrar la existencia de dos universidades diferentes, aunque “coexistentes y enfrentadas”; c) la elección fue construida desde fuera, y, en esa medida, lo que produjo fue “la cristalización de un sistema que decidió sobrevivirse a sí misma”. Por tanto, “no fue un acto autónomo”.
Conclusión. Como se mencionó la semana pasada, y se insiste ahora, aunque la situación de la Universidad va resolviéndose, se está transitando ya en la cuarta semana del ejercicio rectoral y la solución, o vuelta a la normalidad, aún no se vislumbra en el corto plazo. Algunas particularidades son destacables:
• Aún existe una enorme cantidad de demandas y, particularmente el alto calibre de muchas de ellas ¿Se dispondrá de tiempo y recursos financieros para atenderlas? Así, parece difícil convenir una salida rápida a través de la interminable dinámica adoptada en las negociaciones: la rectora, dando plenamente la cara al frente versus los representantes estudiantiles, con su cabeza y rostros totalmente cubiertos. Esto dentro de una institución que aspira, para sus futuros profesionales, el “logro de nuevas y mejores formas de existencia y convivencia humana…” (Art. 2, Ley Orgánica)
• Lo que subsiste como conflicto político, independientemente del diálogo y la negociación, deberá ser regularizado a través de un instrumento jurídico, la Ley Orgánica o el Estatuto Universitario.
• No obstante el esfuerzo desplegado, dos escollos amenazan la gestión recién iniciada: por un lado, la quincena de unidades académicas que todavía no se reintegran al trabajo y el alto porcentaje de matrícula que representan. Por otro, la indefinición sobre la decisión que convirtió a la doctora. Zarza en rectora cuando esto, parece, no haber sido convalidado en el terreno del Consejo Universitario según se ha dicho ya en este espacio.
• Desde casi medio siglo atrás, 1976, la UAEMéx ha pasado por conflictos severos (1977, 1979, 1982), y algunos escándalos que trascendieron a la propia institución (como el de la “Estafa Maestra”). El de este año es igualmente extremo ¡90 días de paro de actividades! Una institución que tiene sus raíces en 1838, y que desde 1956, al convertirse en universidad autónoma, ha sido un trascendental factor de desarrollo del Estado de México, requiere volver a la normalidad lo más pronto posible. El espíritu de Josafat Pichardo, el dos veces artífice de la autonomía (primero del Instituto Científico y Literario, en 1943, y luego de la Universidad, en 1956) debería prevalecer en este momento definitorio de tan valiosa institución.

Carlos Pallán
Ex rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (Unidad Azcapotzalco), Ex secretario General Ejecutivo de la Anuies.
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