Los problemas surgen a mayor velocidad de la que la ciencia puede resolverlos, y las exigencias hacia la comunidad científica son cada vez mayores, señaló
El sistema científico en México carece de recursos suficientes para operar con eficiencia y con la certidumbre que se requiere.
Aunado a eso, en un año electoral, el escenario suele tornarse más incierto, por lo que el financiamiento para la ciencia, la investigación y la educación superior se encuentran aún más en entredicho.
Así lo percibe María Esperanza Martínez Romero, investigadora titular del Centro de Ciencias Genómicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En entrevista con Campus, Martínez Romero, quien cuenta con estudios de licenciatura, maestría y doctorado en Investigación Biomédica en la UNAM, habla del entorno en el que se desenvuelve la ciencia en el país.
Además, habla de las posibilidades que tiene la investigación científica para resolver problemas concretos, pero al mismo tiempo de las limitaciones a las que se enfrenta cuando no recibe el impulso económico necesario.
Año incierto
De acuerdo con María Esperanza Martínez Romero, quien realizó un posdoctorado en Francia en el Instituto Nacional de Investigación Agronómica de Toulouse y estancias sabáticas en la Universidad de California, el año electoral coloca a la ciencia en el país ante un entorno complicado.
En ese sentido, ante esta incertidumbre financiera, la tendencia podría ser mucho más desfavorable para el sector científico y la educación superior del país.
“El 2024 genera incertidumbre por ser año de elecciones y se cree que los presupuestos para la investigación serán menores”, comenta la especialista.
Sin embargo, enfatiza Martínez Romero, quien obtuvo en 1996 la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos, más allá de lo que pudiera concretarse en este año, el presupuesto es insuficientes.
“No sé si esto es cierto, pero lo cierto es que el dinero para investigación siempre ha sido limitado”, puntualiza.
Incluso, el asunto se complica más porque los problemas surgen en la sociedad a una velocidad mayor a la capacidad de la ciencia para resolverlos.
“Y lo que también es cierto es que los problemas surgen a mayor velocidad que lo que la ciencia y la tecnología puede resolverlos”, apunta la especialista.
En medio de esta dinámica, las exigencias hacia la comunidad científica son cada vez mayores, pero lo que se requiere, señala Martínez Romero, quien ganó el Premio de Investigación en Ciencias Naturales de la Academia Mexicana de Ciencias, es de medidas a largo plazo que resuelvan los problemas de fondo.
“Y se nos pide que los resolvamos, por ejemplo, que encontremos maneras y tecnología para producir más alimentos de manera sustentable, pero lo que debemos hacer es organizarnos mejor como sociedad humana” considera.
Y en ese orden, plantea la investigadora del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM, “México debe de reforzar e invertir en el control de la natalidad. No es de ninguna manera prometedor para un país que personas sin educación y sin empleo tengan hijos”, señala.
Los asuntos pendientes
Al hablar de los desafíos que no han sido concretados por el sistema científico del país, María Esperanza Martínez Romero, quien fue galardonada en 2005 con el Premio Universidad Nacional por Investigación en Ciencias Naturales, enfatiza que la falta de financiamiento y la excesiva burocracia son obstáculos muy complejos.
La investigadora, quien es miembro de la Academia Americana de Microbiología y de otros cuerpos colegiados, lamenta que la ciencia no tenga mayores herramientas para sortear estas limitaciones.
“Los retos del sistema científico es que los burócratas generen los formularios para solicitar dinero para proyectos, con preguntas mal elaboradas y fuera de lugar.
“Por otro lado, un sistema científico que carece de fondos es y ha sido una vergüenza”, puntualiza.
Para Martínez Romero, el sistema de educación superior en México enfrenta también serios rezagos que se han agudizado por la falta de interés de los padres de familia.
“No existe una cultura familiar para impulsar el nivel académico en los niños, parece que los niños estorban a los padres y no tienen tiempo de apoyar la enseñanza. Es en la casa donde se aprende a fumar, a pasarse el día en juegos de video o en las redes”, señala.
Por ello, comenta la investigadora, quien es miembro del Comité Directivo de la Sociedad Internacional de Ecología Microbiana, los jóvenes no crecen ni se forman comprometidos en el entorno profesional.
“Lo que se genera es jóvenes a los que no les importe la educación superior. En México es lamentable el tan bajo porcentaje de jóvenes que llega a la educación superior”, cuestiona Martínez Romero.
Mayor decisión
De acuerdo con María Esperanza Martínez Romero, quien obtuvo en 2020 el Premio Unseco para Mujeres en la Ciencia, la velocidad a la que se desarrolla la ciencia en el mundo dista mucho del ritmo al que se avanza en materia científica en el país.
“La ciencia de México representa una pequeña fracción de lo que se hace en el mundo y se han vuelto abrumadores los avances mundiales en algunos campos como en la Genómica”, comenta.
Por ello, desde las instituciones de educación superior se requiere de una postura más decidida para afrontar el rezago.
Y al mismo tiempo, finaliza Martínez Romero, “formar cuadros en áreas estratégicas, las cuales no son fáciles de abordar en muchos casos”.
Más de Opinión
Más de Entrevistas
