
Adulando a las masas: demagogia y oclocracia
Por defecto de fábrica, todos los políticos y gobernantes utilizan la demagogia, en mayor o menor medida, pero los demagogos absolutos son siempre megalómanos, narcisistas, ególatras, mitómanos y fanáticos, pues la demagogia es un recurso retórico más que una acción positiva: su propósito no es procurar el bien, sino autosatisfacerse, en la más burda autocomplacencia, sin admisión de crítica ni mucho menos de autocrítica. El demagogo absoluto es un gobernante fuera de la ley, un monarca incluso en la democracia y, por lo tanto, para decirlo con Tzvetan Todorov, un enemigo íntimo de la mejor forma de gobierno.