Las pruebas estandarizadas constituyen una herramienta esencial para evaluar el rendimiento académico y las competencias de los estudiantes en diferentes niveles educativos. Estas evaluaciones permiten realizar inferencias sobre el alumnado, las cuales deben ser válidas, confiables y equitativas. Aunque son tres aspectos sumamente relevantes, en este texto nos centraremos en el elemento que recientemente ha sido objeto de mayor discusión: la equidad o imparcialidad.
Este concepto comprende, entre otros aspectos, un trato igualitario para los alumnos en un proceso de evaluación, así como una medición justa para todos.
Trato equitativo en la evaluación
Para garantizar un mismo trato a quienes se someten a una prueba, es necesario estandarizar su diseño, desarrollo, elaboración, aplicación y calificación. Dos ejemplos de esto son los siguientes:
En primer lugar, el Ceneval, al aplicar un instrumento, busca garantizar que todos los estudiantes tengan condiciones equivalentes y que estas sean las mejores. Aunque las pruebas pueden llevarse a cabo en diferentes modalidades —presencial, en línea o de manera remota—, y con adaptaciones especiales para estudiantes con alguna discapacidad, es esencial que estas variaciones no impacten en el desempeño de los alumnos, ni a su favor ni en su contra. Básicamente, todos deben tener la misma oportunidad de demostrar su nivel de competencia. En ese sentido, es importante destacar las adecuaciones que el Ceneval ha implementado en sus exámenes para brindar atención a los estudiantes con ceguera o debilidad visual, proporcionándoles un examen impreso en formato braille y permitiéndoles la asistencia de un acompañante.
Otro ejemplo de equidad es evitar que el contenido de las evaluaciones favorezca o perjudique a algún grupo, lo que puede ocurrir si el contexto de las preguntas o el vocabulario utilizado no resulta comprensible para todos. Por esta razón, en el Ceneval se pone un cuidado especial en la revisión editorial de los instrumentos de medición para evitar el uso de regionalismos o lenguaje técnico inadecuado para la población evaluada, o de situaciones que resulten más familiares para ciertos grupos sociales, entre otros elementos que podrían suponer una ventaja o desventaja para determinadas personas.
Trato equitativo en la medición
Del total de alumnos que presentan una prueba, es posible identificar colectividades según su género, condición socioeconómica o región, entre otras características relevantes. Puede ocurrir que alguno de estos grupos obtenga un mejor o peor resultado. En este sentido, es tan importante analizar las causas que originan estas disparidades como garantizar que las pruebas estén diseñadas de tal manera que revelen esas diferencias entre estudiantes de diversos contextos, geográficos o culturales, pero que no sean las que las produzcan. Para verificar que las preguntas no presenten sesgo o, en su caso, detectar que el contenido de las pruebas otorgue una ventaja significativa e injusta a algún grupo, se realiza el análisis diferencial de reactivos.
Otras herramientas y técnicas que permiten realizar mediciones más exactas y, por ende, más justas son, por ejemplo, los exámenes adaptativos, en los cuales los alumnos responden los reactivos más adecuados a su nivel de habilidad o capacidad en el constructo que se esté evaluando.
Todo lo anterior es relevante, ya que, con los resultados de las pruebas diseñadas, desarrolladas y aplicadas siguiendo los principios de equidad, es posible tomar decisiones fundamentadas e implementar políticas o programas educativos más eficaces. Dada la relevancia de las acciones o consecuencias que se derivan de los resultados, en el Ceneval se considera crucial contar con inferencias precisas —sin sesgo— sobre el nivel de apropiación de los contenidos educativos por parte del alumnado, por lo que se trabaja para desarrollar informes precisos que permitan no solo garantizar la equidad, sino también contribuir a la mejora de calidad de la educación.
Hacia una evaluación
ás equitativa
Las pruebas estandarizadas generan información valiosa sobre la calidad del sistema educativo en su conjunto. Gracias a sus resultados, las autoridades pueden identificar áreas de oportunidad en las políticas educativas y en los programas de estudio, así como crear estrategias que permitan el mejoramiento de las condiciones de aprendizaje para todos los estudiantes, sin importar su contexto. Además, representan una herramienta poderosa para los propios estudiantes, ya que les brindan una visión clara de su desempeño y les permiten identificar sus fortalezas y debilidades. Esto les sirve para tomar futuras decisiones educativas y profesionales.
Todo ello es crucial en un país como México, con profundas desigualdades sociales y económicas, lo que se refleja en las condiciones de aprendizaje, que varían considerablemente, por ejemplo, entre zonas urbanas y rurales. Por lo tanto, uno de los mayores desafíos que enfrentan las pruebas estandarizadas es garantizar que sus resultados reflejen de manera justa las competencias de los estudiantes, independientemente de su contexto.
La equidad en la evaluación educativa no es una tarea fácil, pero debe ser prioritaria. En el Ceneval trabajamos de manera permanente en el desarrollo de las mejores metodologías y prácticas para garantizarla, pues, en conjunto con la confiabilidad y validez de las inferencias, nuestras pruebas proporcionan información significativa y de calidad, a partir de la cual se pueden tomar buenas decisiones. Por lo tanto, el diseño de cada examen es cuidadoso, entre otros aspectos, de tomar medidas para que ningún sustentante obtenga puntajes que lo favorezcan o perjudiquen de manera indebida.
