Para superar las condiciones que dejará la crisis de salud, la educación superior debe ser una prioridad

¿Cómo han enfrentado los sistemas educativos la crisis del covid 19 para sacar adelante sus programas educativos? ¿Cuáles han sido los impactos de la pandemia en el sector educativo? ¿Hay pros y contras en el regreso a clases en el marco del covid 19?
En el libro Cartas a un nuevo Ministro de Educación (segunda edición), coordinado por Fernando M. Reimers, ex ministros de educación de diferentes países comparten sus experiencias como líderes de uno de los sectores de la gestión pública más complejos y prioritarios. Cecilia María Velez, ex ministra de Educación de Colombia; Claudia Costin, ex secretaria de educación de Río de Janeiro; Luis Enrique García de Brigard, ex viceministro de educación de Colombia; Otto Granados, ex secretario de Educación de México; Jaime Saavedra, ex ministro de Educación de Perú y Fernando M. Reimers, Profesor de Educación Internacional de la Escuela de Posgrado en Educación de la Universidad de Harvard, se reúnen para discutir cómo liderar reformas educativas ambiciosas de acuerdo a sus propias experiencias y cuáles serían las lecciones que el sector de la educación ha aprendido y deberá tomar en cuenta en el mundo postpandemia.
¿Cómo hacer que un sistema educativo alcance una calidad razonable?
Tanto en el libro como en la discusión, se revisan los muchos factores a tomar en cuenta para que un sistema educativo sea exitoso. Uno de los factores que se destacan es el quitar a la política de la educación y basar las decisiones de la fuerza de trabajo en el esfuerzo, el talento, la dedicación. De acuerdo con Jaime Saavedra, eso es central en la reforma educativa peruana y afirma que los sistemas exitosos son así justamente, donde esas decisiones son técnicas y meritocráticas y no políticas.
Ideas que tienen eco y qué hay que comunicar
Las reformas educativas toman tiempo y tardan mucho en concretarse. Provoca tensión hacer políticas de largo plazo; aún así, es necesario equilibrar el largo con el corto plazo. Para Luis Enrique García de Brigard, ex viceministro de educación de Colombia, los líderes del sector deben saber ser líderes de corto plazo y hacer política en ese sentido, ser capaces de movilizar un sistema, los actores, los sindicatos, el congreso, al ministro de hacienda, al propio presidente.
La comunicación es crucial. Hay que saber comunicar la situación del sistema educativo de una forma realista para destacar la importancia de lo que se está haciendo. Perú, por ejemplo, fue último lugar en la prueba PISA, lo que evidenció la grave crisis educativa del país. La educación es una inversión, no de una vez sino de forma permanente. Invertir más en educación aumenta el gasto corriente y requiere un compromiso de largo plazo. Jaime Saavedra, ex-Ministro de Educación de Perú.
Para el ex secretario de la SEP, es muy común encontrar que la evolución de los sistemas educativos y, por ende, sus avances y retrocesos, estén determinados y condicionados al régimen político mismo, a los sistemas de gobernanza, a la organización de la gestión pública. Sistemas donde puedes encontrar un gran espacio de oportunidad y un extremo opuesto en donde parece que todo está corrompido, esclerótico y complicado que parece imposible hacer demasiadas cosas. Los líderes del sector deberán saber moverse en medio de esa lógica, asegura Granados, porque ambas corresponden dependiendo del carácter y naturaleza de cada uno de los países.
¿Cuáles han sido los impactos de la pandemia en el sector educativo?
Hoy en día es aún incalculable la crisis que la pandemia ha provocado en la educación. Sistemas y autoridades no están aún internalizando la gravedad de su impacto sobre la acumulación de capital humano de esta generación, sobre el impacto que va a tener para siempre en su potencial de acumulación de ingresos y sobre su potencial para poder ser líderes de sus países. No tener claridad de la magnitud, es parte de la gravedad de la crisis. Se ha calculado, de manera subestimada y contando únicamente cinco meses de cierre de escuelas, que la pérdida de ingresos en valor presente neto va a ser de 3 trillones de dólares, no para toda la economía sino únicamente para esta generación, que es el equivalente al 8 por ciento del PIB mundial.
¿Hay aspectos positivos a
destacar en el sector educativo a raíz de la pandemia?
Instituciones y maestros se enfrentaron a la necesidad del cambio. Maestros y escuelas tuvieron que reaccionar y han salido cosas maravillosas que le dan un optimismo sobre la capacidad del sistema de ingeniarse cosas distintas, como la de enfrentarse a la tecnología. La pandemia ha generado redes de maestros, de escuelas, de gente interesada con la educación. Redes donde la gente se está sentando a conversar de educación, los maestros aprendiendo entre todos cómo ser más innovadores.
Ha existido un mantenimiento crucial en el rol de los maestros, que han tenido que adaptarse a las necesidades actuales y a las necesidades de los chicos. Los padres de familia con los niños en casa y la interacción con el maestro, ayuda a tener un mejor entendimiento de la sociedad acerca del rol fundamental que tiene el maestro en la vida de los estudiantes. Muchos sistemas educativos se van a enfocar en el uso más inteligente de la tecnología y darle al maestro las herramientas que necesitan para mejorar la calidad de la formación de servicio. Se ha evidenciado la gran brecha digital y estamos viendo que solo la mitad de los estudiantes pueden tener acceso a las tecnologías, reto fundamental para llegar a los más desfavorecidos y más afectados en esta crisis.
La magnitud real de la crisis se va a entender hasta que el fenómeno esté más o menos estabilizado y para ello aún falta tiempo. Hoy en día no hay mucho margen técnico, intelectual, mental como para suponer cómo enlazamos la respuesta del corto plazo a diseños institucionales o de política más enfocados al largo plazo. Primero es necesario entender cómo va a ser el mundo postpandemia y en consecuencia diseñar las respuestas de política en este sentido. Aunque no sepamos claramente el impacto, sabemos que lo que se haga va a requerir dinero, por lo que los ministros de educación van a necesitar sus mejores habilidades y demostrar capacidades para ganar apoyos tangibles ante su jefe para que internalicen la gravedad del problema. Muchas veces parece que la argumentación del por qué es importante no es lo suficientemente robusta —atacar la crisis educativa no es tan prioritario ante una crisis de salud de estas magnitudes—. En los próximos años, los ministros de educación tendrán que dar la batalla, incluso política, para que los gobiernos, los líderes, le den a la educación la prioridad que tiene, como un valor muy superior de muchos de los demás que conforman el panorama de las políticas públicas, expuso Granados.
Indudablemente este es un momento muy difícil en el mundo. Para los 20 millones de personas infectadas, para los tres cuartos de millón que han perdido la vida, los costos son claros. Las consecuencias de haber cerrado todos los motores de la economía al mismo tiempo en el mundo son claros, en la pérdida de empleo, de bienestar, en el hambre, para los 60 millones de personas van a pasar a la pobreza extrema, no hay duda, que esta es una situación muy tenaz. Para ponerlo en perspectiva, hemos visto cosas peores. En la Segunda Guerra Mundial murieron 85 millones de personas, 3 por ciento de la población mundial. En la pandemia de 1918 se infectaron 500 millones de personas y murieron 50 millones. Eso no quiere decir que se esté minimizando el momento sino situándose en su justa perspectiva histórica.
El orden mundial que tenemos fue el resultado de la capacidad que tenemos de organizarnos y actualmente tenemos muchas más herramientas que permiten colaborar, comunicarnos, y no sólo anticipar los peores escenarios, precisamente para que no ocurran sino para ayudar a construir un mundo mejor.

Vanessa Medina Armienta
Especialista en la elaboración e instrumentación de políticas públicas. Se ha desempeñado en el sector público por más de 26 años y tiene amplia experiencia en organismos internacionales; negociación y tratados internacionales; regulación del sector financiero; desarrollo social; proyectos estratégicos; comunicación pública; en los sectores bancario, legislativo y de educación superior.
Es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 1990-1994 y cuenta con una Maestría en relaciones internacionales por la Universidad de Nottingham, Reino Unido, 2000-2001.