Brenda Moreno Valdez es ejemplo de superación y de inclusión universitaria

Tomar clases en casa fue para Brenda Moreno Valdez sumamente cómodo, ya que al ser en línea podía contar con la transcripción inmediata de la aplicación que usaba en su computadora; además, era en un ambiente con silencio casi total, lo que le permitía escuchar muy bien a los profesores.
“Cuando regresamos a las clases presenciales me desbordó el miedo. Lloraba mucho y no quería regresar al campus, así que mis padres hablaron con las autoridades del Centro y luego de evaluar la situación, principalmente con el afán de no excluirme y que conviviera con mis compañeros y profesores, se me propuso regresar con un plan específico”, dijo.
En el Centro Universitario Atlacomulco nunca habían tenido un alumno con discapacidad auditiva, pero fueron muy empáticos y adecuaron un espacio para que Brenda tomara clases en línea. Tomaba clases con una computadora en la que una aplicación transcribía lo que decían los profesores, a quienes se informó sobre su discapacidad, principalmente para que hablaran más fuerte, no tan rápido y que, de ser posible, le dieran indicaciones por escrito.
“Me costó un poco adaptarme e interactuar con mis compañeros, acercarme a los maestros, pero agradezco que mi universidad me dio la oportunidad de aprender y no quedarme donde estaba. Cuando no captaba todo me acercaba a mis amigas o a mis compañeros para que me dijeran lo que no había entendido, por ejemplo, indicaciones”, señaló.
Finalmente, en noviembre de 2022 los médicos que la atienden le informaron que la intervendrían para colocarle el implante coclear, lo que ocurrió en junio del presente año y hasta el siguiente mes se lo activaron. “Por supuesto, el implante mejoró mi audición. En el izquierdo tengo el implante y en el derecho el aparato. Escucho más claras las voces. Y aunque sigo escuchando el zumbido, ya no he tenido crisis”, sostuvo.
Moreno Valdez, quien en la actualidad realiza sus prácticas profesionales en la Unidad Básica de Rehabilitación e Integración Social del municipio de El Oro, destacó el apoyo que en todo momento recibe de su familia, de sus padres y sus hermanos.
Finalmente, puntualizó que, en ningún momento, cuando realizó sus estudios de preparatoria en el plantel “Isidro Fabela Alfaro” o en el Centro Universitario Atlacomulco de la UAEMéx, se sintió discriminada o excluida. “Es un gran orgullo ser universitaria. Estoy muy agradecida con la institución porque me dio la posibilidad de seguir estudiando, porque permanentemente me abre posibilidades de crecer como persona y en el mundo”.
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