Si bien es cierto que actualmente las mujeres participan más en el mercado del trabajo, también lo es que su concentración se encuentra principalmente en sectores vulnerables, señala Stephanie Calvillo Barragán

La deuda que tiene México en el acceso al derecho fundamental de la seguridad social para mujeres es innegable, afirmó Stephanie Calvillo Barragán, profesora investigadora del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (Iteso), campus Guadalajara.
La académica calificó como muy evidente que no es aplicada la justicia social bajo la máxima del trato jurídicamente diferenciado en consideración a las desigualdades existentes por cuestiones económicas, sociales y culturales.
Sostuvo que tal situación existe no sólo debe darse en relación al ámbito de la maternidad, sino también en la auténtica protección social femenina que ésta va mucho más allá de una condición biológica.
Calvillo Barragán, reciente impartió la conferencia “Mujeres indígenas y protección social. Una lectura desde el derecho de la seguridad social” en programa de actividades del 50 aniversario del Bufete Jurídico Gratuito de la Universidad de Sonora.
La doctora en Derecho señaló que lo anterior responde a que el mundo del trabajo fue creado a partir de una visión tradicional y bajo una lógica patriarcal y que con la incorporación laboral femenina se generan grandes desigualdades, discriminación, violencia y exclusión social.
“Ello, tal situación, se dio al considerarse que nuestro sistema no se encontraba preparado para la llegada de las mujeres”, advirtió.
Stephanie Calvillo dijo que, si bien es cierto actualmente existe una mayor participación del sector femenino en el mercado del trabajo, también lo es que su concentración se encuentra principalmente en sectores vulnerables y de baja productividad, donde además cultural y socialmente se le sigue designando como la responsable principal de las cargas domésticas y del cuidado.
En otras palabras, añadió, esa combinación implica una sobrecarga de trabajo no remunerado que retrasa o limita su inserción laboral, además de invisibilizar la labor doméstica y generar condiciones precarias en materia laboral y de seguridad social.
Acceso limitado
Planteó que, en el caso de las mujeres indígenas, la realidad se agudiza por su acceso limitado al empleo formal, decente y seguro, así como a la marcada desprotección social en la que viven y que consecuentemente afecta su autonomía económica.
Señaló que su fuerte presencia en el trabajo doméstico con baja remuneración y con precarias e inseguras condiciones laborales que frenan o prescinden su acceso al derecho de la seguridad social, conlleva desafortunadamente a la perpetuación de la pobreza y dependencia de las mujeres indígenas a una protección social limitada a la asistencia social.
Compártelo:
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Pinterest (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Más