Evitar el daño cerebral por covid-19, un incentivo más para vacunarse

El cerebro es vulnerable al coronavirus no solo en casos graves sino también en casos leves y el virus puede afectar su estructura y funciones

A más de un año y medio del primer caso de covid-19 reportado en China, ahora sabemos que la infección por SARS-CoV-2 no se restringe al aparato respiratorio, sino que también afecta otros órganos, entre ellos, el cerebro. Las primeras evidencias que indican la vulnerabilidad del cerebro provienen de personas con enfermedad grave que al recuperarse mostraron pérdida de la memoria, depresión y fatiga, entre otros síntomas neurológicos. En esos casos el daño al cerebro ocurrió en parte por la reducción en la concentración de oxígeno en la sangre ocasionada por el daño pulmonar, pero otro factor preocupante era que el virus pudiese afectar directamente al cerebro.

Posteriormente se reportaron algunos casos de encefalitis o inflamación cerebral en los que se identificó la presencia del virus SARS-CoV-2 en el líquido cefalorraquídeo que baña al cerebro y a la médula espinal. Como la barrera hemato-encefálica protege al cerebro y evita el paso de microorganismos, la presencia del virus en el líquido cefalorraquídeo fue la primera evidencia directa de que el virus puede llegar al cerebro.

Si el cerebro tiene esta barrera que lo protege ¿cómo puede entrar el virus? Una vía posible es la mucosa olfatoria, que tiene una conexión directa con el cerebro a través del bulbo olfatorio. Como sabemos, la pérdida del olfato es uno de los primeros síntomas de covid-19 y persiste después de la infección, lo que indica una alteración en las neuronas olfativas.

El progreso de la pandemia ha permitido conocer que el cerebro también es vulnerable en casos leves de covid-19. Algunos pacientes han desarrollado alteraciones neurológicas que van desde la pérdida de la memoria y de los sentidos del olfato y el gusto, migrañas, vértigo, fatiga y, en casos severos, alucinaciones, paranoia y crisis epilépticas. Desafortunadamente, alrededor del 50 por ciento de las personas con covid-19 leve o moderada presenta algún síntoma neurológico.

Pero ¿cómo podemos estar seguros de que la covid-19 produce cambios en el cerebro? La mejor manera de responder a esta pregunta es comparar la morfología del cerebro del mismo sujeto antes y después de la infección por SARS-CoV-2. Investigadores de la Universidad de Oxford compararon las imágenes de resonancia magnética del cerebro realizadas antes de la pandemia e invitaron a quienes habían sufrido covid-19 a un nuevo análisis de resonancia. Los investigadores observaron una reducción de la materia gris en regiones de la corteza límbica asociada al sistema olfatorio y gustativo; en el hipocampo, región del cerebro asociada con la memoria y el aprendizaje; y en la amígdala, asociada con las emociones. La reducción de la materia gris indica una reducción en la población celular que compone estas estructuras.

Además de las neuronas, el cerebro está constituido por células gliales entre las cuales los astrocitos son las más abundantes y parte fundamental de la función cerebral. Estudios recientes en preparaciones in vitro indican que los astrocitos son preferencialmente infectados por el SARS-CoV-2.

Si el virus SARS-CoV-2 entra al cerebro, infecta a los astrocitos y afecta su función, esto puede contribuir al desarrollo de los síntomas neurológicos que a largo plazo derivan en alteraciones neurológicas más acentuadas tales como la demencia o pérdida de las capacidades cognitivas.

En resumen: el cerebro es vulnerable a la infección por SARS-CoV-2, no solo en casos graves sino también en casos leves de covid-19. Durante el curso de la enfermedad hay varios factores que pueden afectar la función y la estructura del cerebro: disminución de la concentración de oxígeno en la sangre, la entrada del virus al cerebro a través de la mucosa olfatoria y la infección de neuronas y astrocitos. Finalmente, un factor adicional es la reacción exacerbada del sistema inmunitario que favorece la producción de citocinas proinflamatorias y anticuerpos que pueden afectar diversos órganos, incluyendo el cerebro.

En algunos casos la infección por SARS-CoV-2 puede derivar en el desarrollo de síntomas neurológicos que persisten por meses. A medida que continúe la pandemia conoceremos más sobre las secuelas neurológicas o psiquiátricas a largo plazo y cómo éstas pueden afectar la calidad de vida de los pacientes.

La prevención es la mejor defensa que tenemos contra covid-19. Actualmente contamos con vacunas altamente efectivas que permiten protegernos y evitar las secuelas de la infección de SARS-CoV-2 y sus variantes. Usemos el conocimiento que hemos adquirido como un incentivo adicional para vacunarnos y exhortar a todos aquellos que nos rodean a hacer lo mismo.

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Sobre la firma
Ana María Estrada y Rubén López Revilla

*La Dra. Ana María Estrada Sánchez es investigadora de la División de Biología Molecular,  del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT); el doctor Rubén López Revilla es Jefe de la División de Biología Molecular del mismo instituto.

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