Evaluación del pensamiento creativo

En el ámbito educativo actual, la evaluación de habilidades se ha expandido más allá de la medición de conocimientos tradicionales. En pleno siglo XXI, inmersos en un mundo en constante y avasallante cambio, se nos presenta el imperativo de fortalecer diversas habilidades en los ciudadanos contemporáneos; por ejemplo, la competencia para comunicarse y analizar críticamente la información que están recibiendo, la capacidad para trabajar colaborativamente y armonizar con las diferentes inteligencias del grupo, la aptitud para aprovechar los avances y beneficios de la tecnología, así como la destreza creativa para generar, con nuevos enfoques, soluciones innovadoras a los problemas actuales. Ante estos requerimientos, es urgente evaluar esas habilidades con el propósito de caracterizarlas y fortalecer de manera focalizada su desempeño.

El pensamiento creativo, considerado fundamental para la formación del ciudadano en un mundo cada vez más globalizado y digitalizado, posee además una especial importancia. Si bien esta habilidad, al igual que las otras, se distingue por su filiación transversal —es transferible y no específica de una disciplina, asignatura o profesión en particular—, la creatividad revela un rasgo que la distingue: su identidad multidimensional.

¿Qué es el pensamiento creativo?
La creatividad es una facultad humana compleja. Algunos autores, como Paul Guilford, la consideran una “capacidad para organizar de forma original los elementos del campo perceptivo, huir de lo obvio y producir algo novedoso”. Otros, como Alfonso Paredes, retoman esta idea y agregan que la creatividad es “una forma de ver nuevas posibilidades y hacer algo al respecto”. La prueba PISA aplicada en 2022 recoge en su marco las contribuciones de autores como Jonathan Plucker, Ronald Beghetto y Gary Dow, quienes conceptualizan la creatividad como “la interacción entre la aptitud, el proceso y el entorno mediante el cual un individuo o grupo produce un producto perceptible que es a la vez novedoso y útil, tal como se define dentro de un contexto social”. Esta definición refleja la naturaleza multidimensional y social de la creatividad.

Existe un consenso para enunciar algunos de los siguientes componentes que conforman la identidad multidimensional de la creatividad: sensibilidad (percibir problemas y posibles deficiencias), fluidez (generar muchas ideas), flexibilidad (cambiar de perspectiva y enfoque), elaboración (desarrollar y detallar las ideas), originalidad (proponer ideas únicas y novedosas) y redefinición (ver los problemas de forma novedosa). Estos múltiples componentes hacen precisamente compleja la forma de evaluar esta habilidad.

¿Por qué y para qué evaluar el pensamiento creativo?
De acuerdo con diversos organismos internacionales, como la Unesco, el pensamiento creativo es esencial para el siglo XXI, y al evaluarlo de manera integral se podrá potenciar en los estudiantes otras habilidades, como la metacognición, la solución de problemas e incluso el éxito en una carrera. Estos organismos opinan que a los tres pilares de todo sistema educativo —leer, escribir y contar— habrá que añadir, a partir de ahora, otros tres: empatía, creatividad y pensamiento crítico. Estas capacidades, adquiridas normalmente en otros ámbitos, deben integrarse en los programas escolares al mismo tiempo que la inteligencia artificial (IA) está incorporándose con fuerza en las sociedades.

Esta situación ha despertado el interés de instituciones educativas en varios países por la forma en que este tipo de pensamiento transforma el currículo, la enseñanza y, por lo tanto, la evaluación. Varios países han incluido la enseñanza y la evaluación del pensamiento creativo en su sistema educativo; sin embargo, en México es poco frecuente su inclusión en los contenidos curriculares y en las pruebas a gran escala.

La construcción de la prueba
Atendiendo a esta necesidad, actualmente el Ceneval está desarrollando un instrumento innovador para evaluar el pensamiento creativo. Esta propuesta incorpora la exploración de las principales habilidades asociadas a este tipo de pensamiento. El instrumento se construirá a partir de reactivos de respuesta abierta que buscarán simular problemas o situaciones cotidianas sobre temas tecnológicos, científicos y artísticos, entre otros, para que los sustentantes propongan soluciones de forma creativa y eficiente. Además, abarcará diversas dimensiones, partiendo de los conceptos más sobresalientes que sustentan esta habilidad:

• Preguntar. Implica establecer conexiones con otros conceptos e ideas, con la finalidad de integrar perspectivas de otras disciplinas.

• Imaginar. Involucra probar el alcance de ideas inusuales, arriesgadas o radicales y formar combinaciones con ellas.

• Construir. Requiere producir, representar, visualizar y crear prototipos de un producto, una solución o una presentación de una manera personalmente novedosa.

• Reflexionar. Comprende la reflexión y valoración de la novedad y pertinencia de la solución elegida, así como la propuesta de mejoras o retroalimentación basada en la experiencia previa para ajustar la idea.

La finalidad de este nuevo examen es proporcionar a las instituciones un diagnóstico sobre el nivel de competencia en los ámbitos del pensamiento creativo mediante la resolución de tareas diarias de manera innovadora y eficaz. La prueba estará dirigida a los estudiantes de educación media superior y superior, así como a las personas que ya se encuentran en el ámbito profesional. Con la información obtenida, las instituciones usuarias podrán realizar acciones que contribuyan a impulsar las habilidades de pensamiento creativo entre sus estudiantes. Sus resultados, además de proporcionar una descripción del nivel de dominio en esta habilidad transversal, ofrecerán elementos para orientar la toma de decisiones. El objetivo es que con este nuevo instrumento se cuente con información para fortalecer el pensamiento creativo que genera, con nuevos enfoques, soluciones innovadoras a los problemas que actualmente nos aquejan como sociedad.

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