¿El fin de la evaluación punitiva?

A finales de agosto pasado, salió publicado el Marco General del Sistema de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior, elaborado por el Consejo Nacional para la Coordinación de la Educación Superior (Conaces). En dicho documento se consagran los principios y modalidades de la evaluación y la acreditación de la educacion superior, en teoría, en correspondencia con los principios de la Ley general de educación superior y otros ordenamientos legales emitidos en el gobierno de la 4T.

Uno de sus primeros apartados establece
“1.2. La resignificación de la evaluación
Para reflexionar sobre las implicaciones conceptuales y metodológicas de la resignificación de la evaluación, entendida como un medio para la transformación y no como un fin en sí misma, es necesario retomar los siguientes planteamientos de la PNEAES:
Se asume la evaluación como un proceso que permite comparar y establecer la distancia entre los logros, resultados, aspiraciones, objetivos y metas de la educación superior, desde el ámbito del sistema en su conjunto hasta el de los aprendizajes de los estudiantes. Requiere de procesos reflexivos, alimentados por información cuantitativa y cualitativa, que contribuyan a dar sentido y orientación colectiva a las decisiones que se tomen.

Asimismo, la evaluación es sistemática porque se lleva a cabo de forma permanente y planificada, a lo largo de etapas diferenciadas e integradas entre sí, mediante modelos, procesos e instrumentos de evaluación que cuentan con criterios claros, pertinentes y técnicamente rigurosos, que operan bajo principios éticos de transparencia, inclusión, equidad e integridad.

El tercer elemento central de los procesos de evaluación radica en su carácter participativo para desarrollar estrategias y acciones de autoevaluación para la mejora continua, en el marco de sus respectivos marcos normativos.

En consecuencia, otro de los rasgos más significativos de la evaluación orientada a la mejora continua es su carácter formativo… En congruencia con las disposiciones establecidas en la LGES, en ningún caso los procesos de evaluación y acreditación que se realicen en el marco del SEAES tendrán un carácter punitivo.

Por lo anterior, uno de los desafíos del SEAES es la sistematización y producción de saberes desde perspectivas sociocríticas y emancipadoras que permitan el desarrollo progresivo de las capacidades institucionales y el fortalecimiento de los enfoques y las metodologías de evaluación que favorecen el diálogo, el pensamiento crítico, la equidad, el respeto y la construcción de consensos.”

(Fuente https://www.educacionsuperior.sep.gob.mx/Conaces/pdf/marco_gral_SEAES.pdf Los subrayados son míos)

Queda claro que hay una nueva intencionalidad política que orientará las nuevas evaluaciones y estas considerarán aspectos cuantitativos y cualitativos, tendrán criterios técnicos rigurosos, un carácter participativo, estará orientado a la mejora continua, en ningún caso tendrá un carácter punitivo y se favorecerán los consensos. Todo esto suena muy bonito y hasta interesante, pero ¿que creen? Pues que nada de esto ha aplicado en la reciente evaluación que realizó el Sistema Nacional de Posgrados (SNP).

La evaluación realizada recientemente tuvo un marcado carácter arbitrario y autoritario, nunca se consideraron los propósitos ni la misión de los programas, tampoco hubo criterios cualitativos, ni posibilidades de participar en la evaluación y mucho menos rebatir las resoluciones del SNP. Ha sido el más puntivo de los procesos, pues de un plumazo ha dejado fuera de la posibilidad de obtener becas a miles de estudiantes de cientos de programas de posgrado.

De modo autoritario se censuraron enormes campos del conocimiento, como los del área económico-administrativa, muchos del área de ciencias de la salud, algunos programas de biotecnología y varios de educación. De modo inclemente se exigió el más neoliberal de los indicadores como el punto de referencia; en efecto a todo programa se le exigió un número mínimo de profesores adscritos al Sistema Nacional de Investigadores con independencia de sus condiciones y recursos. En consecuencia, se castigó duro a las escuelas normales, a los tecnológicos y a muchas de las universidades estatales. El criterio también es retrógrado, pues el gobierno de la 4T dejó fuera del SNP programas de Náhuatl, turismo ecológico, cuidado ambiental y protección de los derechos humanos, contraviniendo su propio discurso político.

Como en lo peor del neoliberalismo, los efectos de esta medida son profundamentre desiguales, para las instituciones más fuertes y con más académicos en el SNI las cosas no fueron tan graves, pero para las más frágiles y con menos profesores SNI fueron devastadoras, lo que incrementó el grado de desigualdad y segmentación que las diferencia.

Los efectos de la evaluación punitiva sobre el posgrado son terribles a nivel nacional, pues mil programas quedan fuera de las becas como No elegibles, lo que representa el 34 por ciento de los programas evaluados. A nivel estatal y regional las cosas se agudizan. Algunas entidades federativas perderán a una enorme cantidad de sus programas de posgrado, pues al no ser elegibles para las becas es previsible que pierdan su matrícula, tal es el caso de Quintana Roo cuyos programas No elegibles representan el 64 por ciento del total, seguido de Guerrero con el 53 por ciento, Durango con 51 por ciento, Tlaxcala con 48 por ciento, Chihuahua con 48 por ciento, Hidalgo con 47 por ciento, Oaxaca y Nuevo León con 46 por ciento, Veracruz con 45 por ciento, o Tabasco y Colima con 40 por ciento. ¡De este tamaño es el ramalazo! Quiza también tendríamos que preguntarnos sobre qué han hecho bien en San Luis Potosi, Coahuila, Sinaloa, Aguascalientes, Morelos o Michoacán para sólo tener una pérdida marginal.

La evaluación punitiva que ha dejado fuera a miles de estudiantes de la posibilidad de obtener una beca para sus estudios de posgrado es un retroceso y un contrasentido histórico. Es contradictoria con lo que expresa el Marco General del Sistema de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior, acordado hace unos días por el Conaces y con muchas otras disposiciones que aseguraron, demagógicamente, que ya las cosas serían diferentes. El gobierno no dispone de un plan que trate de recuperar y mejorar las condiciones de esos mil programas No elegibles para las becas; nada: se aplica la evaluación punitiva y háganle como puedan.

Resultados del Sistema Nacional de Posgrados