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Molec 2024

El Módulo sobre Lectura del Inegi busca generar información estadística sobre el comportamiento lector de la población

Entre la población lectora de libros, el entretenimiento se posicionó como el motivo principal de esta actividad.

El Módulo sobre Lectura (MOLEC) que hace el Inegi cada año desde 2015, tiene el objetivo de generar información estadística sobre el comportamiento lector de la población, a partir de los 18 años quienes, residen en alguna de las áreas urbanas de nuestro país.

Bien, que una institución como el Inegi se ocupé de levantar datos estadísticos sobre este tema, es porqué se le atribuye valores importantes para la sociedad mexicana; de acuerdo con el Inegi: “la lectura ejercita el cerebro, estimula la curiosidad y potencia la creatividad”.

Las características que enfatiza el Molec sobre la lectura, son herramientas indispensables en la sociedad del conocimiento. Más en una época donde la autogestión del aprendizaje es cada vez más socorrida. De tal modo que, aunque hoy día tengamos una diversidad de herramientas de aprendizaje: audiolibros, videos tutoriales, lecciones gamificadas, podcast, etc.; la lectura, como la observación siguen siendo la base en la adquisición del conocimiento.

¿Qué datos relevantes encontramos en la edición 2024 del Molec?

Se consolida la lectura digital
De acuerdo con esta edición del Molec, publicada a finales del mes de abril, “la lectura de páginas de Internet, foros o blogs en personas de 35 a 44 años de edad aumentó 25 puntos porcentuales entre los levantamientos de 2015 y 2024”; al pasar de 42.5 a 67.8 puntos porcentuales, respectivamente.

Hoy día, entre los adultos y las nuevas generaciones lectoras, se ha acompasado el hábito de la lectura digital como impresa, aunque los lectores duros como el escritor español Pérez Reverte, puedan llegar a criticar:

“Tengo casi treinta mil libros en casa; suficientes para resistir hasta la última bala. Quien crea que esa trinchera extraordinaria, su confortable compañía, la felicidad inmensa de acariciar lomos de piel o cartoné y hojear páginas de papel pueden sustituirse por un chisme de plástico con un millón de libros electrónicos dentro no tiene ni puta idea. Ni de qué es un lector, ni de qué es un libro”.

Reverte no está solo, ni en España, ni en el mundo, el escritor argentino Rodrigo Fresán, apunta: “La pérdida de la capacidad de concentración que procura la lectura larga y tendida (ha sido) suplantada por la voraz disposición para consumir telegráfica y espasmódicamente frases de 140 caracteres y por la cada vez menor capacidad de hacer memoria, porque disponemos de un cerebro exterior y eficiente llamado Google”.
En México, se ha impulsado recientemente, o sea, hace cinco, seis años una cruzada por la lectura, una Estrategia Nacional de Lectura (ENL), autoridades de la jerarquía más elevada se han sumado, posiblemente no habrían llegado a donde están de no ser por la lectura.

La ENL se divide en tres ejes: 1) Material; 2) Persuasivo; y 3) Formativo, pero la premisa parece coincidir con la perspectiva de Pérez-Reverte: “me refiero a leer de verdad, en comunión estrecha con algo que educa tu espíritu, que te hace mejor y consciente de ti mismo”.

Aunque bueno, en el tema de la lectura digital, el autor de El capitán Alatriste y El pintor de batallas, nos deja claro que siempre preferirá el soporte impreso: “he dicho que libro de papel y libro electrónico deberían ser complementarios, pero si me obligan a elegir diré alto y claro que no hay color. Y que, llegado a ese extremo, la pantalla portátil me la refanfinfla”.

Leer por placer
Resignificar la lectura, también es uno de los propósitos de la ENL, para convertirla en una actividad recreativa de forma concurrida; es decir, llegar a ser una República de lectores.

De acuerdo con los datos publicados en el Molec 2024, “entre la población lectora de libros, el entretenimiento se posicionó como el motivo principal de la lectura, con 41.4 por ciento; siguen trabajo o estudio, con 23.4 por ciento y cultura general, con 23.2 por ciento”. Actualmente, los mexicanos, según el Molec, leemos preponderantemente, por el placer de leer.

Es un paraje concurrido, distinguir los niveles lectores de las naciones, contando los libros que leen sus habitantes anualmente. México ha caído, desde esta perspectiva, casi medio punto porcentual. “La población lectora de libros leyó en promedio 3.2 ejemplares al año; una diferencia de 0.4 libros en comparación con lo reportado en la edición de 2015: 3.6 ejemplares”. En fin, decíamos, hoy día han proliferado los soportes de lectura.

La fuerza del ejemplo
“El MOLEC 2024 revela que, durante la infancia, la existencia de libros diferentes a los de texto en casa (58.1 %) y observar a sus padres o tutores leer (51.0 %) son dos de los principales estímulos que mencionó la población lectora para la práctica de la lectura”.

Usualmente no todo es bueno, pero tampoco malo. Esta no es la excepción: se retrocedieron 14.6 puntos porcentuales en hábitos lectores entre 2015 y 2024.

En 2024, 69.6 por ciento de la población alfabeta de 18 años y más declaró haber leído: libros, revistas, periódicos, historietas o páginas de Internet, foros o blogs. Cifra que, en 2015 fue de 84.2 por ciento.

El lector, la lectura cada vez tienen rivales más fuertes, con mayor capacidad de arrastre personal y colectivo, pero estos siguen lejos de tener la fuerza del estímulo cognitivo que tiene el hábito de leer. La vida está donde encontramos (ponemos) nuestra atención, leer es el gimnasio de la atención, del enfoque. Larga vida a los libros, aunque tengamos un montón en espera, nuestro bonche crecido y acumulado.

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