En universidades de varios países, la indignación frente a esta guerra se ha manifestado con fuerza generando también una represión que incluso ha llegado a ser violenta
¿Qué has hecho tú para detener el genocidio?
Pancarta en la Universidad de Carolina del Norte
Free, Palestine free!
Consigna generalizada entre los estudiantes americanos
El genocidio orquestado por Israel sobre el pueblo Palestino, la guerra desatada sobre su territorio y sus ciudades que ha destruido viviendas, hospitales, iglesias, bibliotecas y universidades es un escándalo internacional ampliamente reconocido. Desde muchos países hay manifestaciones de solidaridad con los palestinos y repudiando a Israel; obvio, las oleadas de indignación en los países musulmanes son enormes, pero paulatinamente en muchos países aliados de Israel brota la cólera frente a la saña con que éstos atacan a los palestinos.
El asesinato de miles de niños, de miles de viejos, de ciudadanos indefensos; la destrucción sistemática de ciudades enteras, la desproporción que opone a uno de los más poderosos ejércitos del mundo con un puñado de resistentes que defienden lo que les queda de país, son evidentes. Y las grandes potencias no hacen nada por detener la masacre. Los principales aliados de Israel, los Estados Unidos y la Gran Bretaña, han obstruido las propuestas de declaraciones y de sanciones para condenar y detener a Israel, para lograr un cese al fuego, para detener la guerra.
Con el avance de la guerra, en Israel y entre sus aliados, avanza el fascismo, los discursos de odio, el fanatismo que justifica el exterminio.
En Estados Unidos, en Francia, Inglaterra y muchos otros países la ola de indignación frente a la guerra de Israel contra Palestina se ha desarrollado con mucha fuerza desde las universidades. Desde hace meses, en decenas de universidades norteamericanas hay enormes movilizaciones de profesores, estudiantes e integrantes del staff administrativo que van desde la toma de instalaciones, la ocupación de plazas y jardines, manifestaciones, mítines y campamentos. Miles de jóvenes ondeando en todas las universidades americanas la bandera palestina, exigiendo la paz.
La respuesta de los gobiernos estatales, de alcaldes y del propio gobierno federal ha tratado de silenciar a quienes se movilizan por el alto al fuego: con la intervención de la policía en el campus de varias ilustres instituciones académicas, con el arresto de estudiantes y profesores que protestaban pacíficamente, con persecución y represión. Notables han sido los agarrones en Columbia University en Nueva York, en la UCLA Los Angeles y en otras instituciones.
Las demandas de los estudiantes y profesores movilizados para detener la guerra son: forzar que el gobierno deje de ser un aliado incondicional de Israel y lo presione para detener la guerra; que Estados Unidos deje de proveer de armas y equipamiento a Israel; que se fuerce un acuerdo internacional que reconozca el estado palestino; que las universidades limiten los convenios de colaboración y de financiamiento que involucren a Israel; que las universidades eliminen las inversiones que mantienen en fabricantes de armas y otros negocios vinculados a Israel. Una síntesis económica es definitiva: dejar de hacer negocios con Israel o con cualquier empresa que apoye la guerra en Gaza.
En Estados Unidos, en Francia, en Inglaterra y otros países, los movimientos estudiantiles actuales son herederos de una larga tradición de protesta estudiantil universitaria. Muy significativa frente a la guerra de Vietnam, impulsora de la igualdad de derechos entre negros y blancos, solidaria con la Revolución Cubana, profundamente feminista y aliada del movimiento LGTTTQ+, contra el Apartheid, siempre respaldando las luchas de liberación nacional; oponiéndose a los golpes de estado organizados por el gobierno gringo en Chile, Argentina y otros países; con frecuencia pacifistas, oponiéndose a las guerras, recientemente contra las guerras de Afganistán, Irak, de Ucrania, y ahora contra la que desarrolla Israel contra el pueblo palestino. Las movilizaciones actuales por la libertad y la paz en Palestina evocan en muchos comentaristas las protestas contra la guerra de Vietnam.
Como la mayoría de los gobiernos son incapaces de desprenderse de los intereses económicos y de sus estrategias geopolíticas, hasta ahora no han podido detener a Israel. No tienen interés en detener a Israel. Por más evidente, oprobioso e indignante que sea el genocidio, los gobiernos, la ONU y su consejo de seguridad cierran los ojos. Y como siempre sucede, es desde los márgenes de la sociedad de donde emerge la indignación: otra vez, los estudiantes universitarios son el agente histórico que visibiliza una guerra atroz y que les exige a los gobiernos terminen con su mutismo cómplice y presionen a Israel para que detenga la masacre.
La misma generación de jóvenes hartos de la hipocresía y de la complicidad de sus gobiernos con Israel se movilizan en Europa, donde las protestas estudiantiles de La Sorbonne y de Po comienzan a tener un tinte de heroísmo. En México, en la UNAM y en la UAM, y pronto con toda seguridad en muchas más otras universidades, la solidaridad con el pueblo palestino se incrementará, exigiendo que el gobierno y las instituciones rompan sus relaciones con Israel y condenen el genocidio que comete en Palestina.
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Miguel Casillas
Es licenciado en Sociología por la FCPyS de la UNAM, Maestro en Ciencias por el DIE-CINVESTAV-IPN, y doctor en Sociología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) de Paris. Es socio del Consejo Mexicano de Investigación Educativa A.C., se interesa por temas como la educación superior, historia institucional, políticas educativas y agentes educativos y profesores, estudiantes y TIC.
Es investigador en la Universidad Veracruzana y Coordinador del Doctorado en Innovación en Educación Superior del Centro de Investigación e Innovación en Educación Superior de la Universidad Veracruzana (CIIES-UV) del 10 de febrero del 2020 a la fecha.
- 6 junio, 2024
- 23 mayo, 2024
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