Olac Fuentes

El intelectual nos deja un legado que es fruto de su dedicación a la educación y un un gozo intenso por la vida

Fue figura decisiva en el debate público sobre educación superior

Con un abrazo para Delfi,
compartiendo la pena de la ausencia.
Con gran cariño para
Julietita, Yolanda, Olac, Marisa y Elisa

Nació en Chihuahua, murió en Xalapa. Ocho décadas de una vida fecunda. Creador de instituciones, ejerció el magisterio, realizó y coordinó notables investigaciones; periodista múltiple (desde la crónica taurina hasta artículos y editoriales) sin olvidar una faceta complementaria: su actividad de “bohemio con reloj”. Casi nunca aludió a lo que quizá fue una influencia definitiva en su trayectoria personal y profesional. Su padre, don Luis, periodista de polendas, personaje que desempeñó un papel principal en el movimiento social que precipitó la caída de un gobernador que había protegido a un pariente de un delito flagrante.

A sus estudios de filosofía unió, durante toda su vida, una intensa labor de autodidacta en distintas disciplinas sociales. Antes de los 20 años ya ejercía el magisterio en su tierra natal. Asesoró al rector (Manuel Russek), quien impulsó los trabajos de modernización de la Universidad, mismos que fueron conducidos por un gran educador (Pablo Latapí). Con esa experiencia emprendió el vuelo a otras tierras. Llega a la Ciudad de México en los momentos en que bullían ideas y acciones que buscaban transformar a la UNAM y al Sistema Educativo Nacional: los tiempos de Barros Sierra y González Casanova, así como los de la reforma educativa del sexenio recién iniciado.

Una apretada síntesis de las tareas que desarrolla a partir de entonces sería la siguiente: a) sus trabajos en la UNAM: Comisión de Nuevos Métodos de Enseñanza y Comisión de Planeación Universitaria; b) Anuies: fundador del Centro Nacional de Planeación de la Educación Superior; c) en 1991-92, autor de los proyectos pioneros a escala nacional para establecer dos facultades de ciencias de la educación, en las Universidades de Tamaulipas y en la de Tabasco, ejerciendo como director en la primera; d) reformador de los programas de bachillerato en la Universidad de Tamaulipas; d) fundador y editor, con Manuel Pérez Rocha, de la revista Educación y Desarrollo; e) integrante del recién fundado Departamento de Investigaciones Educativas del Cinvestav; f) fundador del programa de posgrado de Sociología de la Educación Superior, así como de la revista Universidad Futura en la UAM-Azcapotzalco; f) rector de la UPN; g) subsecretario en la SEP con la tarea de la llamada descentralización educativa.

Su ejercicio profesional más prolongado se dio en el DIE. Al lado de Juan Manuel Gutiérrez Vázquez: a) se apoyó al CONAFE en la “construcción y reformulación de un modelo multigrado de educación básica destinado a la infancia de comunidades que carecían de acceso a la escuela”; b) se tuvo una participación decisiva en la reforma educativa de 1970-76; c) se revisaron los programas y libros de texto para telesecundarias; d) esa institución fue el centro de un grupo de investigación que ahora se ha diseminado en varios de los programas educativos de posgrado más significativos del país.

Pero no todo fue académico. Olac siempre tuvo un gozo intenso por la vida. Entre otros, seguía al detalle el futbol americano y el beisbol en la liga mexicana y en las ligas mayores. Estaba al tanto de los sucesos mundiales. En política, presidió en Chihuahua el comité que defendió a Vietnam, a fines de los años sesenta. Fue un militante del Partido Comunista, del PSUM y un apoyo para las causas del magisterio, como las de Othón Salazar e Iván García Solís del MRM. En la dura tarea de bohemio con reloj, en una velada podía pasar del rock and roll de Chuck Berry al “Temor” de Gonzalo Curiel. Para resumir, con Olac se estaba en presencia, a la manera de Carlos Monsiváis, de un sabio de la segunda mitad del siglo XX.

Una intervención en 2014 en el desaparecido INEE podría resumir parte de su credo todavía vigente: a) la mala calidad educativa que padece México es producto de la pobreza de los sectores más desfavorecidos, así como de las pésimas condiciones en las que se encuentran las escuelas y de la sobrecarga de contenidos que tiene el currículo nacional; b) los aprendizajes insuficientes, débiles y fugaces, caracterizan a la mitad de los alumnos del sistema escolar … una cosa es el derecho de ir a la escuela y otra el aprender cosas necesarias y fundamentales; c) el derecho a una educación de calidad pasa por el gasto educativo: invertir más en los que menos tienen, en la población más necesitada o en mayor desventaja.

Entre los múltiples mensajes suscitados por su fallecimiento, el de Roberto Rodríguez resume la trayectoria vital de Olac: “Qué pena, era un hombre muy inteligente, culto y divertido. Además, valiente”.

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