No hace mucho escribí aquí sobre el director de orquesta y musicólogo catalán Xavier Güell, sobre su más que interesante producción literaria vinculada a su gran pasión euterpeana, de lo cual da clara cuenta su best seller La música de la memoria, un largo itinerario que recoge las voces de Beethoven, Schubert, Schumann, Brahms, Liszt, Wagner y Mahler, como personajes paradigmáticos del romanticismo decimonónico, a su vez efluvio del llamado Sturm und Drang alemán. Una tan docta como amena lección de música, y más allá de emplear un lenguaje especializado para describir obras sustantivas y sus procesos de composición, su autor contribuye aquí a humanizar personajes que la Historia acostumbra tratar como meras estatuas marmóreas, porque más allá de ser artistas célebres, ante todo fueron seres humanos complejos y cargados de dudas, reconociéndose en ese transitar cotidiano la fuente inagotable de su creatividad a flor de piel.