Los apoyos a la ciencia y a la investigación han mermado aún más en los últimos, lo que coloca a este sector en un panorama desolador.
Por ello, es fundamental que la comunidad científica cuenta con un escenario que le permita contar con condiciones más favorables para su labor.
Así lo plantea Estibaliz Sansinenea Royano, investigadora de la Facultad de Ciencias Químicas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
En entrevista con Campus, comenta que esta falta de insumos y apoyos ha alcanzado ya a los estudiantes de posgrado, quienes no saben a ciencia cierta si contarán con becas a corto plazo.
Para Sansinenea Royano, quien recibió la Presea Estatal de Ciencia y Tecnología “Luis Rivera Terrazas” 2024, por parte del Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Puebla (Concytep) y el Congreso del Estado, en el área de Investigación en Ciencias Básicas y Humanidades, el asunto no es muy desalentador.
“Durante años los científicos habíamos pedido que se invirtiera más en ciencia, y aunque los gobiernos anteriores no prestaban mucha atención, es cierto que había cierto compromiso para llegar al uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para inversión en ciencia y tecnología”, señala.
No obstante, argumenta la académica, la situación ha cambiado recientemente y ese compromiso ha dejado de ser una garantía.
“Se han quitado los pocos apoyos que se otorgaban, la convocatoria de los proyectos de ciencia básica sale muy esporádicamente, y cuando salen resultados, son muy pocos los proyectos beneficiados”, critica.
Mayor impulso
Para la investigadora de la BUAP, quien es Doctora en Microbiología por esta casa de estudios, otro de los inconvenientes que se han presentado en los últimos años, es la falta de apoyo que se ha dado al Sistema Nacional de Investigadores (SNII).
“Yo pertenezco al Sistema Nacional de Investigadores y este era un sistema muy serio que premiaba la investigación, actualmente se ha contaminado y ya no es serio y ya no solo se enfoca a la investigación, sino que trata de imitar otros programas de actividades académicas como es el PRODEP”, señala.
Debido a esto, puntualiza Sansinenea Royano, quien cursó la licenciatura en Química en la Universidad del País Vasco, en España, donde se especializó en Biología Molecular, “no hay congruencia, y ahí uno se percata que se ha perdido el rumbo”.
Al mismo tiempo, detalla, “el sector privado debería de invertir en ciencia y tecnología ofreciendo becas y proyectos de investigación, un país sin ciencia es un país sin futuro”.
En medio de este entorno, asegura la investigadora, uno de los retos del sistema científico en el país, es generar un ambiente de certidumbre en la comunidad científica.
“Uno no puede diseñar un proyecto sin saber si vas a tener dinero para comprar los reactivos necesarios para poderlo llevar a cabo. Esto atrasa el conocimiento y la generación de avances tecnológicos”, lamenta.
Además, agrega Sansinenea Royano, quien fue seleccionada como editora de dos libros en Springer, considerada la editorial más grande a nivel mundial en ciencia, tecnología y medicina, esta problemática ya ha alcanzado a los estudiantes de posgrado.
“Ahora tampoco tienen certidumbre de que van a tener las becas, antes, un estudiante lograba el ingreso después de aprobar el examen de admisión para el ingreso a un posgrado y la beca era inmediata ahora la beca no es segura”, cuestiona la investigadora.
Para Estibaliz Sansinenea Royano, investigadora de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP, esta problemática se agudiza por el entorno laboral al que se enfrentan los jóvenes investigadores.
“Esto se ve todavía más marcado por la falta de trabajo cuando los jóvenes formados quieren lograr entrar en el mercado laboral. No hay plazas de investigadores.
“Muchos de ellos entran a las instituciones con plazas de hora clase, en una precariedad laboral muy marcada”, enfatiza.
Frente a este escenario, Sansinenea Royano plantea que debe existir “un recambio generacional, pero las plazas no se abren a la misma velocidad, esto va a generar un déficit de académicos en un futuro corto”, dice.
Rezagos lamentables
Al hablar del panorama de la educación superior, la académica de la BUAP comenta que “la pésima educación básica e intermedia con la que los jóvenes ingresan a las universidades, hace que se encuentren con bastantes problemas para lograr avanzar en las diferentes áreas del conocimiento.
“No solo es la calidad, sino la propia actitud. Los jóvenes ya ingresan con una nula actitud hacia el estudio y más bien parece que están forzados por la sociedad o la familia para realizar estudios universitarios”, advierte Sansinenea Royano.
Y es que, agrega, “la mayoría carece de vocación y no estudian la carrera que les gusta o se desencantan de la carrera en los primeros semestres.
“Esto hace que la mayoría de los estudiantes saquen sus carreras en muchos años o incluso la trunquen. Se sienten frustrados por no saber bien qué quieren, o porque, cuando salen de las carreras, no encuentran los trabajos esperados”, añade.
Por ello, considera la investigadora, “se debe de orientar a los estudiantes que no todo es una carrera porque, hoy en día, todo está recayendo en una carrera, como si esto fuera la luz ante la oscuridad, y esto, cuando tampoco se cumple, frustra el doble”.

Carlos Reyes
- Carlos Reyes
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