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Más allá de PISA

Los estudios de la OCDE en los que ha participado México datan desde 1997, organización co la que ha formado parte en pruebas como PISA y PIIAC

Mejorar el nivel de las competencias de los estudiantes de educación obligatoria es una de las metas sugeridas por las evaluaciones.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) fue fundada en 1960 como organismo sucesor de la previa Organización Europea para la Cooperación Económica (OECC), a su vez establecida en 1948 para gestionar los recursos de la reconstrucción económica europea. Además de los países europeos integrantes de la OECC, la OCDE inició sus actividades con la participación de Estados Unidos y Canadá. Posteriormente se sumaron a la organización Japón (1964), Finlandia (1969), Australia (1971) y Nueva Zelanda (1973). México formalizó su ingreso en 1994, el mismo año de la firma del Tratado de Libre Comercio. En el presente la OCDE consta de treinta y ocho representaciones nacionales, las cuales incluyen, además de México, Chile (2010), Colombia (2020), Costa Rica (2021). Además, han iniciado procesos de adhesión Brasil, Perú y Argentina.

En sus primeros años, la OCDE se concentró en el diseño de instrumentos para favorecer el intercambio comercial en los países asociados, así como en proponer estándares en materia de competencia económica, régimen arancelario, impuestos y reglas comerciales, entre otros aspectos. Posteriormente la agenda fue ampliada hacia el examen de prácticas de política económica y social, gobernanza, justicia y perspectiva medioambiental.

Como miembro asociado, México ha participado en una gran cantidad de proyectos del organismo. Cada año se envía la información solicitada para las publicaciones panorámicas sobre el desempeño de los países en materia de políticas económicas y sociales. Además, con frecuencia, el gobierno ha contratado la visita de expertos para la revisión de los sistemas de educación, salud, energía, transporte, telecomunicaciones, política fiscal, empleo, cuidado ambiental, entre varios otros rubros. Solo en lo que va de 2024 han sido publicadas por la OCDE evaluaciones sobre México en materia de desarrollo urbano; distribución y desigualdad de ingresos de la población; participación de la industria en cadenas de valor, y oportunidades de la relocalización industrial (nearshoring).

En el rubro de educación, un primer estudio sobre México encargado a la OCDE data de 1997 (Exámenes de las políticas nacionales de la educación: México Educación Superior). En la década pasada se encargaron evaluaciones sobre los avances de la reforma de educación básica (2011) y acerca de la evaluación docente (2011). Además, en 2006 y 2017 la OCDE hizo evaluaciones adicionales sobre la educación superior del país y también se han encomendado, por contrato, estudios sobre el sistema nacional de ciencia y tecnología, el sistema de innovación y el régimen de derechos de propiedad intelectual y patentes.

Se indica lo anterior para ejemplificar que México, desde su afiliación, ha sido un miembro activo de la OCDE; participa en la toma de decisiones (¿sobra recordar que Angel Gurría fungió como secretario general de la OCDE de 2006 a 2021?), así como en múltiples grupos de trabajo. De manera que no es de extrañar la continua participación del país en evaluaciones como PISA y otras formas de evaluación de las políticas educativas. En realidad dicha prueba no es sino un eslabón de una cadena mucho más amplia de aprovechamiento de las funciones de evaluación y recomendaciones en que el organismo concentra su tarea. Desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari hasta el actual la participación de México en la OCDE ha sido una constante.

Además de la prueba PISA, el país formó parte del Programa para la Evaluación Internacional de las Competencias de Adultos (PIAAC). Este programa se orientó a la “medición de las competencias de los adultos en las destrezas clave del procesamiento de la información -comprensión lectora, matemáticas y resolución de problemas en ambientes digitales- a fin de sistematizar y recopilar información y datos sobre cómo los adultos usan sus competencias en el hogar, en el trabajo y en la comunidad en general”. Una especie de PISA para adultos, se podría decir. Los resultados finales del PIAAC fueron dados a conocer en 2019. Se puede consultar tanto el informe internacional como la nota sobre México en: http://www.dgadae.sep.gob.mx/Internacionales/PIAAC/InicioPIAAC.aspx.

Las bases de datos de PISA y PIAAC, junto con la información generada en reuniones bilaterales con funcionarios públicos y expertos, respuestas a cuestionarios específicos de la OCDE, así como debates internos con expertos de la OCDE, y a través del análisis de documentos e información de esta organización , la Unesco, la OIT, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del gobierno mexicano, fueron aprovechadas en la elaboración del “Diagnóstico de la OCDE sobre la Estrategia de Competencias, Destrezas y Habilidades de México” (OCDE, 2017).

En ese documento, del que no nos ocuparemos por ahora, se indican los que, según la evaluación, constituyen los principales retos del país en materia de conocimientos, competencias y habilidades de la población joven y adulta: 1) Mejorar el nivel de las competencias de los estudiantes de educación obligatoria; 2) Aumentar el acceso a la educación superior a la vez que se mejora la calidad y la relevancia de las competencias desarrolladas en dicho nivel educativo; 3) Eliminar las barreras en el ámbito de la oferta y la demanda a fin de activar las competencias en el empleo formal; 4) Promover la activación de competencias de grupos vulnerables; 5) Mejorar el uso de competencias en el trabajo; 6) Apoyar la demanda de competencias de alta productividad a fin de impulsar la innovación y la productividad; 7) Respaldar la colaboración entre el Gobierno y las partes interesadas para alcanzar mejores resultados en materia de competencias; 8) Mejorar el financiamiento público y privado de las competencias. Sobre cada uno de estos retos se ofrece información y se proponen recomendaciones de mejora.

Ahora que estamos en el umbral del diseño de nuevas políticas públicas, las evaluaciones, información y recomendaciones de la OCDE podrían ser un insumo de interés.

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