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La centralización de recursos impide un desarrollo científico equitativo

Entrevista con José Rubén Morones Ramírez, director del Centro de Investigación en Biotecnología y Nanotecnología de la Universidad Autónoma de Nuevo León UANL

Para Morones Ramírez, es necesaria una distribución más equitativa de los recursos.

El escenario para la ciencia en México en lo que resta de este año entraña desafíos significativos y oportunidades prometedoras, en medio de un entorno complejo.

Y es que, en los últimos años, la ciencia y la tecnología han sido dos áreas que han estado expuestas a recortes presupuestales, lo que ha afectado la continuidad y el crecimiento de la investigación.

Así lo percibe José Rubén Morones Ramírez, director del Centro de Investigación en Biotecnología y Nanotecnología de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

En entrevista con Campus, comenta que, a pesar de estas limitaciones que se han dado en los últimos años, “también hay señales alentadoras de un reconocimiento creciente de la importancia de estas áreas para el desarrollo económico y social del país”.

De acuerdo con Morones Ramírez, quien es investigador de la Facultad de Ciencias Químicas de la UANL; una de esas señales de carácter positivo es “el impulso hacia la colaboración internacional, ya que México ha estado fortaleciendo sus lazos con instituciones y redes científicas globales”.

Esto ha permitido, añade el especialista, “ha permitido el intercambio de conocimiento y recursos, así como la participación en proyectos de gran envergadura que, de otro modo, serían inaccesibles”.

Al mismo tiempo, detalla Morones Ramírez, quien obtuvo en 2020 el Premio de Investigación que otorga la Academia Mexicana de Ciencias, “se están creando más programas y becas para apoyar a los jóvenes investigadores, lo que fomenta una nueva generación de científicos comprometidos”.

Resarcir disparidades
Para el director del Centro de Investigación en Biotecnología y Nanotecnología de la UANL, uno de los asuntos que deben atenderse es la disparidad significativa que persiste en la distribución de recursos y apoyos a lo largo del país.

“La mayor parte del financiamiento y las infraestructuras de investigación están concentradas en el centro del país, especialmente en la Ciudad de México.

“Esto deja a las regiones del norte y sur en una situación de desventaja, impidiendo un desarrollo científico equitativo”, sostiene.

Por ello, enfatiza Morones Ramírez, quien cursó una residencia de cuatro años en la Universidad de Boston, para que México pueda aprovechar al máximo su potencial científico, “es fundamental que los recursos se distribuyan de manera más equitativa, apoyando a instituciones de todo el país y no solo a las más céntricas”.

Aunado a esto, dice el investigador, quien realizó sus estudios de doctorado en la Universidad de Texas y su posdoctorado en la Universidad de Harvard, el sistema científico en México enfrenta varios retos cruciales que deben ser abordados para asegurar un desarrollo sostenible y eficaz.

“Uno de los retos más significativos es la falta de financiamiento adecuado y constante. La ciencia y la tecnología requieren inversiones considerables y continuas para mantener la calidad y la competitividad de la investigación.

“Sin un financiamiento sostenido, muchos proyectos se ven interrumpidos o limitados, afectando la producción científica del país”, puntualiza.

Derribar barreras
Asimismo, agrega José Rubén Morones Ramírez, además del financiamiento, la burocracia excesiva es otro obstáculo considerable que debe de atenderse.

“Los procesos administrativos para la obtención de fondos y la gestión de proyectos pueden ser largos y complicados, lo que desmotiva a muchos investigadores y ralentiza el progreso de la investigación.

“Simplificar y agilizar estos procesos es esencial para fomentar un entorno más productivo”, considera el investigador.

Al mismo tiempo, añade Morones Ramírez, quien cuenta entre sus líneas de investigación el desarrollo de nuevos fármacos, la biotecnología, la microbiología aplicada y los procesos microbiológicos, la falta de infraestructura adecuada también es un reto importante.

“Muchas instituciones carecen de los equipos y las instalaciones necesarias para llevar a cabo investigaciones de alto nivel. Esto se agrava por la concentración de recursos en el centro del país, dejando a muchas regiones con infraestructuras insuficientes.

“Además, hay una necesidad urgente de fortalecer la formación y el apoyo a los investigadores jóvenes. Esto incluye ofrecer más oportunidades de desarrollo profesional, así como crear un entorno de trabajo que incentive la creatividad y la innovación”, puntualiza.
Y es que, apunta Morones Ramírez, quien recibió en 2021 el Premio IMIQ, que otorga el Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos, la llamada “fuga de cerebros” es una preocupación real.
“Muchos talentos optan por continuar sus carreras en el extranjero, debido a la falta de oportunidades en México. Crear condiciones atractivas para retener y atraer talento es esencial para el desarrollo del sistema científico”, dice.

Abrir espacios
Al hablar de los factores que impiden un mejor desarrollo de la educación superior, Morones Ramírez comenta que uno de los factores más críticos es la insuficiencia de recursos económicos.

“Las universidades y otras instituciones educativas a menudo operan con presupuestos limitados, lo que afecta tanto la calidad de la enseñanza como la infraestructura disponible.

“Las instituciones más pequeñas o aquellas en regiones menos favorecidas sufren particularmente de esta falta de financiamiento”, detalla el especialista.

Además, enfatiza Morones Ramírez, quien fundó el NanoBiotechnology Research Group, hay una desconexión significativa entre las instituciones educativas y las necesidades del mercado laboral.

“Muchos programas académicos no están alineados con las demandas actuales del sector productivo, lo que resulta en graduados que no están suficientemente preparados para el mercado de trabajo.

“Esto requiere una revisión constante y actualización de los planes de estudio para asegurar que los egresados tengan las habilidades y conocimientos necesarios para prosperar en sus campos”, subraya.

Asimismo, ahonda Morones Ramírez, la desigualdad en el acceso a la educación superior es otro gran obstáculo, ya que muchas regiones del país, especialmente en áreas rurales y menos desarrolladas, no tienen instituciones de calidad accesibles.

“Esto crea una brecha en las oportunidades educativas y perpetúa la desigualdad social y económica. Programas de becas y apoyo financiero son esenciales para asegurar que todos los estudiantes tengan la oportunidad de acceder a una educación superior de calidad”, comenta.

En ese sentido, “la calidad de la educación y la formación de los docentes también es un factor crucial. Es necesario invertir en la capacitación continua de los profesores para que puedan ofrecer una educación de alta calidad y estar al día con las últimas tendencias y avances en sus campos”.

Fortalecer lazos
De acuerdo con el director del Centro de Investigación en Biotecnología y Nanotecnología de la UANL, las instituciones de educación superior en México deben adoptar una postura más proactiva y decidida para enfrentar los rezagos del sector.

“Primero, es esencial actualizar y modernizar los planes de estudio para alinearlos con las tendencias globales y las demandas del mercado laboral.

“Esto no solo implica la inclusión de nuevas tecnologías y metodologías, sino también una mayor integración de competencias prácticas y habilidades blandas que son cruciales en el mundo laboral actual”, dice.

En segundo lugar, plantea Morones Ramírez, las instituciones deben fomentar la investigación y la innovación, lo cual puede lograrse “creando centros de investigación especializados, facilitando el acceso a fondos y recursos, y promoviendo una cultura de investigación entre estudiantes y profesores”.

“Las alianzas estratégicas con la industria, el gobierno y otras instituciones académicas, tanto a nivel nacional como internacional, son vitales para enriquecer la calidad y el alcance de la investigación”, enfatiza.

Además, se debe promover la inclusión y la equidad en el acceso a la educación superior, como una prioridad.

“Las instituciones deben implementar programas de becas, ayudas financieras y otras iniciativas que faciliten el acceso a la educación superior para estudiantes de todas las regiones y contextos socioeconómicos”, considera.

Ello, sin olvidar que las instituciones deben adoptar una gestión más eficiente y transparente, “optimizando los recursos disponibles y reduciendo la burocracia interna que puede obstaculizar el desarrollo de proyectos y la implementación de mejoras.

“Con estas acciones, las instituciones de educación superior en México no solo podrán enfrentar los desafíos actuales, sino también posicionarse como líderes en la formación de profesionales competentes y en la generación de conocimiento innovador que contribuya al desarrollo del país”.


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