Académico del Departamento de Relaciones Sociales de la Unidad Xochimilco habló del tema en entrevista

“El momento inédito por el que atraviesa la nación peruana es una sacudida política que permea en el continente”, opinó el doctor Alfonso León Pérez, profesor-investigador de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), al ser entrevistado acerca de la destitución del presidente de Perú, Pedro Castillo Terrones, ocurrida el pasado miércoles y luego de su detención, por acusaciones de corrupción y encubrimiento.
Ante el intento de disolver el congreso y decretar un Gobierno de excepción, los legisladores votaron por mayoría su destitución, amparados por una Constitución Política aprobada en 1993, que establece la vacante de la presidencia de la República por “declaración permanente de incapacidad moral”.
Para el doctor en Procesos Políticos, la destitución de los cinco jefes de Estado desde el 2018 (Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Manuel Merino, Francisco Sagasti y ahora Pedro Castillo) es un indicador de la inestabilidad por la que atraviesa la nación y de la descomposición de la figura presidencial.
Luego de 17 meses de su mandato, Castillo Terrones no alcanza a tener una figura política, contrario a ello, es asediado por las denuncias de corrupción y el rechazo generalizado de las fuerzas políticas, como mecanismo de contención. Su intento por disolver el congreso, supuso un autogolpe de Estado en un momento en que la precariedad institucional peruana percibe este acto como un posible final, a los 22 años que se han vivido de democracia, desde la caída de la dictadura fujimorista en el año 2000.
El académico del Área de Investigación de Sociedad y Territorialidad refirió que en México las implicaciones económicas o sociales serían casi nulas; sin embargo, políticamente podría llegar a afectar las relaciones, en caso de presentarse un distanciamiento político diplomático con su sucesora, Dina Boluarte, primera presidenta en la historia de Perú.
Respecto de la inestabilidad política que se vive en Perú, el profesor del Departamento de Relaciones Sociales comentó que se ha llegado a esta situación por las profundas divisiones en el congreso, resultado de la pugna entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. “El diseño institucional del país facilita que el parlamento utilice sus facultades para forzar cambios en el Ejecutivo, si a eso se suman las acusaciones de corrupción hacia sus ex mandatarios y la laxitud de sus leyes, la fórmula se completa”.
En las últimas dos décadas, otros presidentes de América Latina que no han podido terminar su mandato por acusaciones de corrupción son Dilma Rousseff, de Brasil; Otto Pérez Molina, de Guatemala; Lucio Gutiérrez, de Ecuador, y Gonzalo Sánchez de Lozada, de Bolivia.
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