Conveniente repensar las cadenas productivas y empresas orientadas al mercado interno

El poder adquisitivo está muy relacionado con la crisis del COVID-19, ya que muchas de las importaciones mexicanas de alimentos contribuían al control de la inflación, pero debido al desabasto provocado por problemas logísticos y de producción, aumentó en forma significativa e impactó en la capacidad de compra de los trabajadores, afirmó el doctor Luis Kato Maldonado, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Para el economista de la sede Azcapotzalco, a pesar de un contexto de alta inflación, el país se encuentra en una vía adecuada de solución para potenciar y organizar mejor los apoyos que se dan a las empresas orientadas al mercado interno, así como reestructurar las cadenas internacionales de producción.
La economía mexicana ha estado centrada en la exportación, por lo cual la industria no se orientaba a satisfacer las necesidades domésticas, y así la elasticidad de la producción interna ha estado limitada por la falta de inversión durante muchos años, explicó el profesor.
“Gobiernos anteriores no dieron el soporte adecuado al mercado interno para impulsar el consumo local y el resultado ha sido una inflación continua que ha generado una pérdida de capacidad adquisitiva de los trabajadores”, reconoció.
La inflación es una relación de comercio, indicó Kato Maldonado. “Si tenemos una economía que se volcó hacia el mercado internacional con la lógica de exportar lo más posible y para lo que no se elaborara internamente se tuvieran las divisas suficientes para comprarlo, llevó a perder muchos espacios de producción al interior”.
El resultado es que con una crisis como la actual, donde el mercado internacional no es perfecto y las cadenas de producción global generaron muchos problemas, entre ellos la falta de claridad respecto de las articulaciones de las empresas que integran esas cadenas y la carencia de los chips para abastecer las industrias automotriz y de las computadoras, apuntó el especialista.
El caso de la fabricación de ropa, “que tiene a trabajadores en condiciones de sobreexplotación esclavistas en muchos países de Asia para mantener los costos bajos, así como la dependencia de bienes intermedios de la economía China, no sólo de México sino Estados Unidos, hizo que el mercado internacional se convirtiera en un dios que podía abastecer a cualquier país, pero por lo anterior, ante la crisis se hace necesario repensar la producción y el comercio internos”.
“Ahora tenemos crisis en el exterior e incapacidad para crecer en el interior, por lo que debemos replantear la articulación con los grandes mercados internacionales y la exigencia de que los fabricantes se orienten más al ámbito local, nacional y regional”, sostuvo Kato Maldonado.
En torno a los principales productos mexicanos –tortillas y pan– una empresa multinacional concentra la industria del pan, aun cuando existen panaderías grandes, medianas y muchas pequeñas, y en el caso de las tortillas hay una empresa muy grande que satisface la demanda de harina de maíz y muchos otros cubren comercios locales y regionales.
“Somos importadores de maíz amarillo para la industria aceitera, la producción de edulcorantes, pero en maíz blanco somos autosuficientes. En el caso del comercio al menudeo existen muchas tienditas al lado de un 7-Eleven, un súper o un mega súper, por lo que debemos entender cómo se dan los procesos de abasto en el mercado nacional”, sostuvo.
Si bien ningún subsidio es perfecto en el caso de los combustibes es preciso pues de no existir el precio de la gasolina provocaría aumentos en el transporte y, por tanto, repercutiría en el costo del comercio de alimentos, además que el transporte público, a pesar de su ineficiencia, subiría también e impactaría en el ingreso de las familias.
Se trata, reconoció, de una herramienta idónea para evitar más presiones inflacionarias, aunque no imperiosamente está orientada a satisfacer los requerimientos de los más necesitados, pues beneficia a los que más ingresos tienen.
En ese sentido sería deseable crear mecanismos diferenciados para apoyar a ese sector, a los alimentos y quitar el subsidio a los automóviles de lujo, “pero eso implica un esfuerzo de planeación muy grande”.
El investigador admitió que –como ha sido histórico– hay inflación en el país, pero el Estado motiva el mercado interno, hay empleo, se da subsidio a las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), se motiva el consumo de personas con menos ingresos para cubrir sus necesidades mínimas, se eleva el salario mínimo y está presente un intento serio de recuperación del gasto de la población.
“El reto ahora es dar una estructura económica más sólida, impulsar el mercado local, desarrollar la capacidad de generación de empleos, integrar modelos de producción, comercialización y distribución de mercancías más eficientes para potenciar a las Mipymes, así como promover el desarrollo tecnológico de ese sector, pues las grandes corporaciones no requieren de apoyos”, concluyó el doctor Kato Maldonado.
Compártelo:
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Pinterest (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Más