A dos décadas del nacimiento de Campus, recordamos algunas publicaciones históricas sobre educación que han hecho escuela

Al Dr. Jorge Medina
Han pasado 20 años desde que inició uno de los proyectos más nobles en la prensa mexicana, el suplemento Campus del periódico Milenio. Su fundador, el Dr. Jorge Medina Viedas, decidió emprender este semanario en un momento en el cual, los temas educativos no eran relevantes para los periódicos tradicionales. Hoy en día es impensable que un medio de comunicación no contemple la información que genera el sector educativo.
Uno de los principales aportes al desarrollo de cualquier país se encuentra, sin duda, en la educación, pero cuando esa educación es simulada o tiene sesgos de cualquier tipo, ese aporte técnicamente queda nulificado. De ahí la relevancia de Campus en estas dos décadas, pues el observatorio social y académico de nuestro suplemento ha servido para impulsar una toma de decisiones más informada, así como un mejoramiento constante de las políticas educativas.
Desde hace al menos un siglo, se ha considerado que la ciencia debe de servir al mejoramiento de las condiciones del devenir humano, los trabajos de investigadores, académicos y científicos sociales generan el conocimiento adecuado para conducir la política educativa por el mejor camino. En este sentido, la difusión de estas ideas y hallazgos en la investigación se ha vuelto fundamental en la vida democrática de nuestro país.
En la historia de México —recordemos que fuimos el primer país en el continente en tener imprenta, incluso antes que Estados Unidos—, las publicaciones periódicas sobre educación han hecho escuela. Recordemos brevemente algunas de las más relevantes.
“México intelectual”
Uno de los educadores más queridos en nuestro país y pieza fundamental en el desarrollo del sistema educativo mexicano fue, sin duda, Enrique Rébsamen; quien fundó en 1889 la publicación “México intelectual”. Vasconcelos lo consideró un Quetzatcoatl, es decir, un civilizador.
El afianzamiento y propagación del normalismo mexicano no se puede pensar sin el trabajo del suizo—mexicano E. Rébsamen. En el “México intelectual”, aún no terminaba el siglo XIX y se apoyaba decididamente la emancipación de la mujer a través de la educación. Se debatían los mejores métodos sobre la instrucción de aquel tiempo, de hecho, se emprendió el debate sobre las diferencias entre “educar” e “instruir”.
Radicado gran parte del tiempo en el estado de Veracruz, según la prensa de la época, en 1904 —año de su muerte— meses antes, en su onomástico, reunió a normalistas de casi todo el país para festejarlo, comitiva encabezada por Justo Sierra, quien en el brindis del evento se reconoció como discípulo de Rébsamen, quien solía decir que “la pedagogía es la ciencia y el arte de la educación”.
“La enseñanza primaria. Quincenal pedagógico”
Empezado el siglo XX este quincenal vio la luz gracias al esfuerzo del maestro Gregorio Torres Quintero, hoy la Biblioteca central de la Universidad Pedagógica Nacional lleva su nombre en honor a este educador colimense.
Por aquellos tiempos, las distintas ramas de la ciencia: física, geografía, química, matemáticas, biología, etc., no se encontraban escindidas y se reunían en las aulas, bajo el concepto de “lección de cosas”, título con el que Torres Quintero identificó gran parte de sus artículos. Resulta fascinante, por ejemplo, con la llegada de la luz eléctrica la descripción y enseñanza de este invento, así como el magnetismo o la función de una brújula.
“¿Cuál será la utilidad de la brújula? La brújula sirve para orientarnos… el sol y las estrellas no siempre brillan… pero desde que se inventó la brújula (los marinos) ya no temieron perderse y se lanzaron a las soledades del mar, llevando a cabo los descubrimientos de todas partes del mundo”, escribía Torres Quintero en “La enseñanza primaria”.
En otra entrega, el maestro colimense nos regala esta máxima “Cada quien ayuda al progreso de su patria de la manera que su propia época lo ha preparado. Mañana nosotros seremos viejos y formaremos el ‘antiguo magisterio’, otro nuevo, con otros ideales, y otros principios, dará otra orientación a la enseñanza”.
“El Maestro. Revista de Cultura Nacional”
Fue impulsada por José Vasconcelos en 1921 y, es quizá la publicación que más conocemos en nuestra época, pues esta revista fue todo un hito, ahí se publicó por vez primera el famoso poema de Ramón López Velarde, “La suave patria”.
“El Maestro” reunió a los intelectuales más sólidos de la época y buscó constituir una guía para el magisterio nacional, subsanando los vacíos pedagógicos y culturales que pervivían hace cien años. Pero estas son sólo tres de las decenas de publicaciones periódicas que se emprendieron con este propósito y con estos temas. Campus es heredero de todas ellas.
Aquí hemos escrito de Historia, desde Mesoamérica hasta nuestros tiempos, de ciencia, de cultura, de arte y sin duda, de educación. Aún consideramos a las comunidades universitarias como la expresión más bella de la civilización moderna. Nuestro país sería impensable sin los esfuerzos de instituciones como la UNAM o el Politécnico.
Ahora, la estafeta en la dirección de Campus la guarda Salvador Medina, hijo del Dr. Medina, quien ha sabido mantener el tesón y la casta en este alto propósito de coadyuvar —en nuestras posibilidades— al desarrollo y mejora constante de México. Por todo el esfuerzo, a todas y todos los colaboradores: un fraterno e inacabable abrazo.
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